José Badía Agust nació en Llíria y murió en Hamburgo, en un campo de concentración nazi, casi seis décadas después. Una historia, la suya, que ha aflorado ahora, cuando Alemania busca a familiares próximos para entregarles un reloj de pulsera y unos documentos robados por las SS al ingresar en Neungamme. Allí, y en los subcampos de la zona, perdieron la vida unas 56.000 personas.

Buceando en el Registro Civil, el consistorio edetano encontró el acta de nacimiento de Badía-Agustí, en el folio 63 del año 1885. Fue su padre, Mariano Badía Arnal, de profesión panadero, quien le inscribió. El niño José había nacido en la casa familiar, en la calle Santa María, a las once de la noche, como hijo legítimo de Mariano y de Balvina Agustí, también natural de Llíria. Los abuelos maternos (Miguel Agustí y Francisca Adrià) y paternos (Estanislao Badia y RAmona Arnal) eran todos de la capital del Camp de Túria.

Con esa información, el consistorio ha empezado a indagar en el padrón para ver las coincidencias de apellidos y tirar del hilo. Tal vez alguna crisis económica llevo a la familia Badia-Agustí a emigrar a Francia, o solo lo hizo él. Tampoco se sabe por qué razón acabó en un campo de exterminio nazi, aunque pueda presumirse que se enrolara en la resistencia francesa.

El concejal de Memoria Histórica de Llíria, Paco García (Compromís), explica que ambos apellidos son comunes en la localidad. De no existir ningún descendiente o familiar, desde la regidoría se contempla la posibilidad de contactar con el Servicio de Rastreo Internacional.

«Se trataría de hacerse cargo de los objetos que Alemania quiere devolver y poder custodiarlos en el archivo municipal, en reconocimiento de todos aquellos españoles y valencianos que también fueron perseguidos por el fascismo y nazismo a mediados del siglo XX», según García.

Este será uno de los temas que abordará la próxima semana el Comisionado de Expertos de la Memoria Histórica creado en Llíria, formado por tres mujeres y cuatro hombres. Aunque desde el consistorio se apuntaba que el nombre de José Badía-Agustí podría figurar en el futuro monolito que se erigirá como recuerdo a los 113 fusilados durante la represión franquista, el concejal descartaba esta posibilidad.

García incidía más en que los objetos robados a esta víctima del nazismo pudieran formar parte de los fondos municipales, incluso ser expuestos como prueba de dignificación histórica. «Los fusilados por el franquismo es una cosa, y la reparación de la figura de Badía-Agustí, otra», puntualiza García.

El Servicio Internacional de Rastreo (ITS), el mayor centro del mundo dedicado a documentar la persecución del Nacional Socialismo, maneja 3.363 casos de víctimas a las que las SS robaron relojes, anillos de boda, diplomas de la escuela, fotos de familia o pulseras.

De ellos, 68 casos son españoles, entre los que se incluye además de a Badía-Agustí a otro valenciano, este de Monòver, José Albert Pelbada. La mayoría de los nombres se refieren a presos políticos. El archivo contabiliza un total de 34 nacionalidades (886 de Polonia, 683 de Alemania, 254 de Rusia, 104 de los Países Bajos, 88 de Francia, 68 de España, 49 de Yugoslavia, 45 de Hungría, 40 de la República Checa, entre otras) y, de momento quedan alrededor de 400 objetos de dueños sin identificarr, tal como publicaba en exclusiva El Confidencial.