Diez años después de que se destapara la macroestafa piramidal del Hermes Club y Delmar Inversiones, el empresario valenciano Delfín M. A., junto a otros tres procesados -su mujer, su hijo y una socia- se sentaron ayer por primera vez en el banquillo de los acusados para responder por esta trama de inversiones en el mercado de divisas «Forex», con el que presuntamente se apropiaron de 5.400.000 euros de 54 inversores, a quienes prometían unos beneficios mensuales de entre el seis y hasta el quince por ciento.

De aquellas fiestas de lujo y ostentación organizadas en hoteles y restaurantes de València, donde acudían personas relevantes de la sociedad valenciana, y manejar cantidades millonarias con el dinero de otros, el principal encausado ha pasado a vivir con un subsidio de 430 euros, según aseguró ayer en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de València.

El empresario, que ahora se autodefine como un autónomo sin titulación alguna que apenas hizo unos cursillos para poder desenvolverse en «Forex», insistió nuevamente en las ventajas milagrosas de este sistema con el que era capaz de multiplicar por 200 el capital invertido.

«El mercado Forex es más importante que la Bolsa, se puede ganar mucho más dinero pero el riesgo es mayor», explicó el acusado. «Cualquier persona con 100 euros puede abrir una cuenta y en menos de un minuto puedes multiplicar por 200 la inversión», manifestó como si todavía creyera en dicha utopía financiera.

Delfín M., que se enfrenta a un pena de siete años y tres meses de cárcel por un delito continuado de estafa tipo masa con la circunstancia atenuante de dilaciones indebidas, empezó a operar en este mercado de divisas en 2003.

«Durante cinco años hice muchas operaciones con éxito y pensé que era muy bueno», argumentó a las preguntas de su letrado, ya que rehuyó responder a las de la Fiscalía y las acusaciones. Así, asegura que llegó a tener más de 300 clientes, de todo tipo de profesión, quienes le entregaban el dinero en mano. «Estoy convencido que el 100 % de lo que invertían era dinero negro», apuntó.

Incluso reconoció que había destruido la información de las oficinas de la calle San Vicente por recomendación de un comisario amigo suyo, porque algunos conocidos inversores que habían perdido su dinero podían salir doblemente perjudicados si se descubría que le habían entregado «dinero en B».

El principal acusado, de 65 años, destacó en su intervención que trabajaba catorce horas al día operando en «Forex», llegando a realizar unas cien operaciones diarias. «En algunas pequeñas se perdía dinero pero a final del día se obtenían beneficios».

Así eximió de cualquier responsabilidad al resto de acusados. Su exmujer y su hijo, con los que ya no se habla, también se enfrentan a seis años y nueve meses de cárcel. Durante su declaración en la fase de Instrucción atribuyó lo ocurrido a una mala decisión en un momento determinado cuando al perder buena parte del dinero decidió arriesgar todo el capital. Ni siquiera era capaz de fijar la cuantía total que llegó a manejar.

Captaba inversores en los eventos

Respecto a los eventos de lujo que organizaba a través del denominado «Hermes Club Empresarial», el acusado negó que dichas fiestas fueran para captar a inversores. De igual modo, tampoco incentivaba a los afectados a traer a familiares y amigos para que invirtieran más dinero en este supuesto negocio millonario y lucrativo para todos ellos, según su versión.

Una de las 54 víctimas de dicha estafa piramidal invirtió 570.000 euros bajo la promesa de un beneficio de entre el 7,5 y el 8,25 por ciento mensual. Este afectado murió en 2013 antes de poder recuperar su dinero y ver al acusado ante el juez.