Saber usar la calculadora gráfica es una competencia evaluable en los exámenes en Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca, mientras en Portugal y Francia son imprescindibles para resolver parte de la prueba de acceso a la universidad. La Fespm argumenta que la calculadora «es una herramienta didáctica que sirve para simplificar los cálculos, pero no tiene la capacidad de pensar». «Descarga al alumno de operaciones rutinarias para que dedique más tiempo a analizar y razonar sus respuestas». «El resultado que da la calculadora, en sí mismo, no tiene valor si falta la argumentación por parte del alumno», dice.