Un pensamiento común se produjo entre decenas de personas que viven en los pueblos de la Safor situados alrededor de la impresionante tormenta desatada la noche del miércoles. Y ese fue el recuerdo de las catastróficas lluvias ocurridas entre el 1 y el 3 de noviembre de 1987.

Pese a haber pasado 31 años de aquel episodio, el más grave que se recuerda en cuanto a inundaciones en esta zona, fueron muchos los que señalaron que, desde entonces, no habían visto llover así. Y es que la precipitación caída en los cascos urbanos de Ador, Palma de Gandia y Ròtova impidió salir de casa durante horas.

Agentes de las policías locales incluso tuvieron que trasladar a personas que salían de su trabajo y no podían llegar a sus viviendas a no ser que acabaran empapadas.

El alcalde de Ròtova, Antonio García, lo expresó así: «Ni los más viejos del lugar recordaban ver llover así».