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El Gobierno gestiona quince trasvases en España pero solo cuestiona el Tajo-Segura

Las confederaciones mueven 600 hm3 de agua al año -80% de una cuenca fluvial a otra- entre provincias sin contestación social

Ni uno, ni dos, ni tres. En España se producen todos los años 15 trasvases de agua, algunos desde finales de los años 60, cuando el Ebro comenzó a abastecer de caudales a Bilbao, tanto para abastecimiento de la población como de su industria, que vive pegada al mar pero donde nunca se ha planteado la posibilidad de construir desaladoras. En total, el Gobierno, el actual y el de Mariano Rajoy, mueve todos los años unos 600 hm3 entre diferentes ríos y cuencas, a los que se suman los 6.000 hm3 que el Tajo entrega a la vecina Portugal. Ninguno de los trasvases se ha cuestionado nunca, y solo aparece ahora amenazado el Tajo-Segura, el de más entidad, pero preso de las presiones políticas de Castilla-La Mancha y de Madrid, que históricamente ha querido patrimonializar los recursos del Tajo para garantizar su desarrollo urbanístico. El 80% de los 600 hm3 que se distribuyen viajan intercuencas, es decir de una cuenca fluival a otra.

Esta semana, el Gobierno ha comenzado a quitarse la máscara al conocerse que la futura Ley de Transición Hidrológica incorporará medidas para recortar el agua que se trasvasa en España, pero todas las miradas apuntan hacia el Tajo-Segura, que es el más cuestionado y el que tiene perdida, incluso, la batalla mediática.

Y todo cuando la propia Agencia Estatal de Meteorología y la Confederación del Tajo cifran en la pérdida de recursos por el cambio climático en torno al 15% en el escenario más adverso (2060), lejos del hasta el 30% general que ha trasladado el Ministerio para la Transición Ecológica.

Las lluvias que están barriendo este otoño gran parte de la península, incluidos los embalses de cabecera del Tajo desde donde parte el trasvase a las provincias de Alicante y Murcia -esta semana el complejo Entrepeñas/Buendía almacena 588 hm3, cerca de doscientos por encima de la reserva estratégica- han posibilitado que los embalses españoles recuperan los niveles de agua de hace diez años, cuando todavía no había comenzado el ciclo seco que sacude a la provincia.

Los datos sobre la reserva facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica son rotundos. España se acerca al invierno con un total de 29.883 hm3 de agua embalsados, el 53,29% de su capacidad y 9.010 hm3 más que en noviembre de 2017, y al mismo nivel que hace diez años, cuando la reserva este mismo mes alcanzaba los 29.863 hm3.

Una radiografía general de la coyuntura hídrica general que refuerza, una vez más, una realidad. En España hay agua suficiente para garantizar todos los usos y facilitar los 400/500 hm3 con los que se arreglaría el problema del agua en la provincia de Alicante y en Murcia gracias a un trasvase desde la cuenca del Tajo -5.438 hm3 almacena esta semana aunque es cierto que en la cabecera solo hay 588 hm3- o de la mismísima cuenca del Ebro, que hoy tiene 5.299 hm3. Un caudal insuficiente para trasvasar agua a la Comunidad Valenciana pero, paradójicamente, viable para llevar agua, sin que nadie lo cuestione, a Tarragona, Bilbao y Santander, que no pertenecen a la cuenca del Ebro, en una situación idéntica a la del trasvase Tajo-Segura, permanentemente en el punto de mira y amenazado ahora por la futura para regular los trasvases en España. Mientras Ebro y Tajo están a la mitad de la reserva, en el Júcar hay apenas mil hectómetros cúbicos (31%) y el Segura 236 hm3, al 21%.

Trasvases amenazados

Junto al Tajo-Segura (20 hm3 mensuales desde que volviera a abrir tras superar la línea roja de los 400 hm3 embalsados en los pantanos de Entrepeñas y Buendía) y el hoy fallido Júcar-Vinalopó, en España están operativos todos los años trasvases que llevan agua del río Ebro a Bilbao, Santander y Tarragona, del Tajo al Guadiana, del Negratín al Almanzora, del Guadiana al Tino y el Odiel, del Ter al Llobregat, del Guadiaro al Majaceite (Bahía de Cádiz), o, por ejemplo, del río Júcar al Turia, este último moviendo 115 hm3 al año sin que nunca, por ejemplo, haya habido una sola crítica de los regantes de la Ribera, contrarios a ceder agua para la provincia de Alicante.

La sequía no es un fenómeno extraordinario porque se repite cada 20/25 años en el conjunto de España y cada diez en una provincia, como Alicante, donde por virtud de su orografía se combinan dos tipos de clima, que hacen incluso complicado explicar el porqué de la falta de agua. ¿O no? La falta de infraestructuras para almacenar y distribuir el agua de norte a sur es notoria, pese a que en la Marina Alta el suelo sea muy permeable.

Una provincia que tiene dos realidades climáticas bien diferentes, como lo demuestra el hecho de que de la Sierra de Bernia hacia el norte se recojan de media hasta 1.600 litros por metro cuadrado al año y en la Vega Baja (clima semidesértico) tan sólo150 litros, lo que ha provocado un descalabro agrícola con cerca de 36.000 hectáreas amenazadas de desaparición.

La provincia ha perdido en los últimos 15 años un 40% del suelo fértil, lo que consolida a Alicante como la segunda provincia española tras Almería (70%) donde la erosión es un gran problema.

Un total de 94.360 hectáreas de suelo están afectadas por el proceso y otras 89.989 hectáreas en peligro muy alto, lo que suma cerca de la mitad de las 581.000 hectáreas de superficie que tiene Alicante. La sequía afecta a 142.000 hectáreas de cultivos, el 45% en tierras de secano, donde su único aporte es el de la lluvia, que no cae con normalidad desde noviembre de 2013.

El catedrático y exrector de la UA Antonio Gil Olcina, sostiene que esta situación de la falta de recursos hídricos solo se puede resolver desde «la gestión eficiente del agua, y cuando digo esto me refiero a la búsqueda de soluciones estructurales, ponderadas, viables y sostenibles». Gil Olcina destaca «el ejemplo del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, donde los agricultores intercambian caudales "blancos" por agua residual regenerada, pero para ello hace falta que se le haya aplicado desalación y ultrafiltración». El catedrático censura que «en España nunca se ha abordado el problema de la falta de agua con criterios climáticos. Es inconcebible, por ejemplo que el Gobierno entregue todos los años a Portugal un caudal de 9.000 hm3 del Tajo, cuando por en convenio de la Albufeira solo está obligado a 2.700 hm?3;. En el Tajo hay agua de sobra en su curso medio, la Sierra de Gredos, pero hay que reordenarla». José Andújar, presidente de los regantes, lo tiene claro. «Que la ministra Ribera nos deje explicarle el problema. Lo arreglaríamos», aseveró José Andújar.

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