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Entrevista

Leticia Cabo: "El verdadero naufragio lo encuentran cuando llegan a Europa"

La situación de los migrantes rescatados es «dura y de mucha crueldad»

¿Por qué decide sumarse a Proactiva Open Arms?

Es una historia curiosa. Estaba trabajando como voluntaria en el campamento de refugiados del norte de Francia conocido como la «Jungla de Calais», y uno de los chicos al enterarse de que yo era española vino a decirme que él había cruzado desde Turquía a Lesbos y su embarcación había tenido problemas. Me explicó que estaban vivos gracias a un grupo de españoles que estaba allí ayudando. Por eso, me dijo que les gustaría enviarles una carta como agradecimiento. Empecé a buscar por internet, los localicé, vi que era Proactiva Open Arms, les envié un e-mail con la carta de este joven y me puse a su disposición. A los dos días, me llamó el coordinador sanitario.

Es médica en la SAMU de València. ¿Cómo cambia el trato entre estos pacientes y los rescatados?

El contexto es completamente diferente. Los rescatados vienen de un lugar desestructurado y doloroso y eso hace que el sistema de asistencia a las personas tenga implícitas algunas cosas que no ocurren con los pacientes. Allí el problema no es solo el rescate o las condiciones en las que se ha producido, sino toda la mochila que llevan.

¿Cómo consiguen mantenerse fuertes cuando una persona les cuenta su historia personal?

La primera vez que tomas contacto con estas personas y con las historias que te cuentan, como persona te rompes. Nos duele que Europa, el lugar donde vivimos, esté permitiendo que esta gente esté expuesta a estas situaciones. Te rompe en mil trozos y te tienes que volver a construir como persona.

¿En qué misiones ha estado?

He estado en Lesbos a principios de 2016 y después en varias misiones con los tres barcos que hemos tenido en la organización.

¿Cuál ha sido la más impactante?

Todas son duras y comportan mucha crueldad, y, aunque hay patrones que se repiten, cada historia es diferente. Me impactó mucho el primer contacto en Lesbos. Una de las embarcaciones llevaba trece cadáveres a bordo. Había una familia con cuatro niños. Uno de los cadáveres era el de su madre y su padre había fallecido en el periplo de Lesbos a Libia. La mayor, de cinco años, nos explicaba que ella ahora era la mayor y que tenía que cuidar de sus hermanos.

En estos casos, ¿cómo se apoya emocionalmente a estas personas?

No tenemos mucho tiempo a bordo, pero el mejor apoyo es demostrarles cariño y que les vamos a ayudar. Esto se traduce en abrazos y presencia.

¿Cuántos rescatados puede llegar a albergar la embarcación?

Las embarcaciones son de dos tipos: de goma o de madera. Las de goma pueden llegar a transportar a 200 personas sentadas tanto dentro como encima de los balones. En las de madera es increíble porque podemos llegar a albergar a 700. Estas tienen tres niveles: el primero es el que se ve, en el segundo la gente está sentada y en la sala de máquinas hay más gente, con todo el peligro que eso conlleva.

¿Cómo es el primer contacto en este tipo de rescates?

Sorprenden las condiciones en las que cruzan, que haya gente que se aproveche de esta situación de vulnerabilidad, ver las embarcaciones repletas de gente, que haya tantos menores a bordo y, sobre todo, cuando empiezas a compartir su historia.

¿Qué es lo primero que les dicen?

Inicialmente cuando estábamos en Lesbos y nos acercábamos, les saludábamos y les decíamos «Welcome to Europe». Pero ahora se nos cae la cara de vergüenza y decimos solo «Welcome» y que estamos ahí para ayudarles.

¿Cuáles son las trabas que les suelen poner?

Hay una campaña actualmente de persecución y criminalización hacia las organizaciones. Rescatamos personas, damos testimonio en primera persona de lo que está ocurriendo, recogemos lo que ocurre en los diferentes países. Además, al dar testimonio damos visibilidad y, por eso, somos molestos y nos persiguen.

¿Se vuelven a reencontrar con estas personas?

Nuestra labor acaba en el rescate y en llevarlos a puerto seguro, pero muchos mantenemos lazos. Es difícil ese contacto porque como organización somos una pequeña parte de la cadena, que es salvarlos y llevarlos a una zona segura. Pero el verdadero naufragio viene en tierra y es muy compleja la situación que viven en Europa.

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