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El "superdomingo" no gusta en Palau

Ni Puig ni los socios del Botánic abrazan una conjunción de las elecciones generales con las autonómicas el 26 de mayo - La tesis de una macroconvocatoria que ocultaría la agenda valenciana reactiva el debate del adelanto electoral

El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, dejó la puerta abierta ayer a la posibilidad de un superdomingo electoral el 26 de mayo de 2019. «Nada es descartable, por las mismas razones que no hay nada seguro». Fue el mensaje críptico que el número dos del PSOE dejó en el desayuno informativo en el que participaba. El político valenciano dio crédito así a la posibilidad de un adelanto de las elecciones generales (previstas para 2020) para hacerlas coincidir con la fecha de las autonómicas, municipales y europeas.

Es una opción que lleva tiempo activa en los círculos políticos madrileños. La asunción el último fin de semana de que las posibilidades del Gobierno de aprobar sus presupuestos de 2019 son más que escasas ha relanzado los comentarios sobre el adelanto electoral. El superdomingo es una de las alternativas. Otra, resistir hasta el otoño. Las más optimista, agotar legislatura.

De momento, lo claro es que el superdomingo no gusta en el Palau de la Generalitat. Es visto como un «déficit democrático». Una macroconvocatoria diluiría la agenda valenciana en el discurso estatal, que dominaría el tratamiento mediático. La idea choca de lleno con la corriente de pensamiento en la que incide el jefe del Consell cada vez que puede: la necesidad de «singularizar» a la Comunitat Valenciana dentro del panorama autonómico. Esta ha sido la razón de peso que Ximo Puig ha aireado cuando se le ha preguntado por un adelanto de las elecciones valencianas.

Por tanto, por puro sofisma de lógica aristotélica, el planteamiento ahora de un superdomingo electoral lleva a reactivar el debate sobre el anticipo de los comicios autonómicos.

En el entorno de Puig son prudentes. Nada ha cambiado, dicen. No hay novedad, insisten. El avance de fechas estuvo sobre la mesa el pasado verano, como publicó Levante-EMV, cuando Puig testó la opinión de diversos altos cargos y otros mandos del PSPV. La opción principal era sacar las urnas antes de fin de 2018. Finalmente, replegó velas. «Pesa más la estabilidad del Botànic y la conclusión de proyectos pendientes», es el argumento que el president ha repetido una y otra vez.

Esa posibilidad de unas elecciones valencianas antes de Navidad ya no es posible. Para muchos, supone que no habrá ya adelanto electoral: por proximidad con la fecha del 26 de mayo y el coste económico que significaría solo por unos pocos meses. Pero en Presidencia no son tan contundentes. Los movimientos de los partidos aliados del Botànic tras el acuerdo alcanzado para los presupuestos de 2019 han levantado suspicacias. Las elecciones en Andalucía son otro elemento a tener en cuenta.

En Compromís y Podemos tampoco seduce la idea. PP y Ciudadanos, por su parte, se declaran indiferentes.

Al final, como dijo ayer Pedro Sánchez, lo cierto tanto en la C. Valenciana como en España es que la facultad es del presidente. Que no quiere decir que la toma de decisión esté libre de opiniones, consultas y presiones.

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