El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha admitido este martes que el hecho de que el pesquero de Santa Pola (Alicante) que rescató a 12 migrantes se encuentre faenando en aguas territoriales de Libia "complica lógicamente la situación".

Borrell, en declaraciones a los medios de comunicación en una jornada organizada por la AECID, ha admitido desconocer si el pesquero será devuelto a Libia al no ser "el gobierno español quien toma las decisiones" y ha recordado que, por el momento, "ni Italia ni Malta han decidido recibirlo".

Asimismo, el jefe de la cartera de Exteriores, ha insistido en que la situación del pesquero "no es de emergencia", porque "no está a punto de hundirse con su tripulación", sino que "sigue pescando y las personas que tienen a bordo están atendidas todo lo que pueden estarlo en un barco pesquero".

Los 12 migrantes rescatados el jueves pasado por el pesquero de Santa Pola, "Nuestra Madre Loreto", no desean volver a Libia, país del que huyeron, informaron a Efe fuentes diplomáticas y de seguridad en el estado norteafricano.

Según las mismas, los migrantes, procedentes de Senegal, Mali y la propia Libia, se encuentran en buen estado de salud y siguen a la espera de que puedan ser desembarcados en un puerto seguro en el que no haya riesgo de tortura y en el que se respeten sus derechos.

Todos ellos desean viajar a Italia o Malta, estados que hasta la fecha se niegan a acogerlos, o en su defecto a España, ya que se hallan a bordo de un barco de esta nacionalidad, agregaron.

Los migrantes subieron al pesquero tras un extraño incidente con la Guardia Costera libia, que ha acusado a la embarcación española de interferir en el rescate de un bote neumático en el que viajaban un total de 27 personas.

La patera había salido las noche anterior del puerto libio de Khoms, situado al oeste de Trípoli, con 24 hombres y tres mujeres procedentes de Nigeria, Sudán, Eritrea, Egipto, Senegal y Somalia, y fue hallada a 68 millas de la costa, ya en aguas internacionales.

"Más de una decena de migrantes saltaron de la embarcación y se pusieron a nadar hacia el pesquero español", explicó el servicio de información de este cuerpo, que nominalmente depende del gobierno sostenido por la ONU en Trípoli, de acuerdo con una información difundida por el diario digital "Libya Observer".

Según la publicación, una vez que los migrantes estaban ya en el pesquero, intervino la embajada de España en Libia, que pidió a la Guardia Costera que se hiciera cargo de ellos y los devolviera a Libia, a lo que este cuerpo se negó. "La Guardia costera libia rechazó e instó a la embajada (española) a que siguiera el cauce diplomático y se pusiera en contacto con el gobierno", explicó el diario.

El embajador de España en Libia, Francisco de Miguel, llegó ayer a Trípoli en un viaje oficial que ya estaba previsto antes de este incidente.

Sin embargo, según Oscar Camps, fundador de la ONG "Open Arms", el pesquero se vio obligado a rescatar a los migrantes porque estos "fueron abandonados" por los militares libios, que patrullan mucho más allá de sus aguas territoriales.

Camps, que recuerda que enviar a los migrantes de vuelta a Libia viola el derecho internacional al no ser este país considerado un puerto seguro, afirmó que un doctor ha podido acceder al pesquero y comprobar que los náufragos disfrutan de buena salud.

En una rueda de prensa ofrecida junto a su colega alemán, Heik Maas, el ministro español de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aseguró ayer que la situación no es urgente y que el pesquero "hará lo que le digan las autoridades competentes". En este sentido, el jefe de la diplomacia española apostó por una "solución paneuropea", ya que en su opinión, existen los canales para ello.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi. Desde 2014 tiene dos gobiernos, uno en Trípoli fruto de un acuerdo fallido forzado por la ONU y otra en el este del país, bajo tutela del mariscal Hafter, ambos carentes de legitimidad política y popular.

Según cifras de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), más de 22.500 migrantes y solicitantes de asilo han logrado este año cruzar el Mediterráneo y llegar a Libia a través de la ruta central, la más mortífera del mundo, con más de 1.200 muertes este año.