"Es perfectamente factible que en un futuro no muy lejano los insectos puedan ser una fuente de alimentación para la humanidad, porque pensar en una proteína animal originada por insectos es algo que ya se realiza en otras culturas de Asia y África", ha afirmado en la Fundación Cañada Blanch el profesor del Departamento de Zoología de la Universitat de València, Joaquín Baixeras. "De hecho, -ha añadido- ya se está investigando cómo optimizar que esta proteína pueda distribuirse por los canales habituales de comercialización y, sobre todo, para que se cumplan las garantizas estandarizadas del mundo occidental, mucho más altas de las que actualmente existen en los mercados asiático o africano".

El también investigador del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva ha explicado que, para poder llevar a la práctica la utilización de insectos como aporte proteínico, se está trabajando ya en tres niveles. El primero, el administrativo, ya que son las autoridades competentes las que han de habilitar unas normativas. Al respecto ha aseverado que "aunque no podemos afirmar que la cría de insectos para el consumo humano sea una actividad ilegal, sí es verdad que aún es un poco alegal, en el sentido de que no existe un marco legal reconocido como sí lo tiene, por ejemplo, la cría de vacuno o de pollo".

Como segundo y tercer niveles se ha referido al industrial, "por lo que se hace necesario la reconversión o creación de una industria capaz de llevar a cabo esa producción masiva que el mercado demandará", y al científico, "ya que la ciencia ha de desarrollar nuevos mecanismos que optimicen e indiquen qué valores nutricionales pueden tener los insectos en competencia con otras fuentes de alimentación". Asimismo, ha resaltado que "en el momento en el que la administración, la ciencia y la industria confluyan, tal como ocurre ya en el campo de la producción ganadera más estándar o la agrícola, probablemente tengamos propuestas muy interesantes para el uso de proteína de origen insecto, que seguramente será durante mucho tiempo algo marginal en el mercado".

Joaquín Baixeras ha señalado al respecto que la mayor parte de los trabajos actuales van encaminados a la utilización de larvas y no de insectos adultos. "Algo muy interesante, -ha dicho- porque precisamente una de las dificultades de ingerir insectos es su digestibilidad, ya que ingerir un saltamontes o un escarabajo supone un enorme desperdicio al ser su cutícula muy poco digerible. Las larvas, en cambio, no son así, puesto que sus tegumentos son muy blandos y, por lo tanto, son más fáciles de incorporar a la dieta humana".

El grupo estrella de la diversidad

Durante su conferencia "Un montón de insectos: ciencia, cultura y biodiversidad", incluida en el undécimo ciclo ConecTalks de divulgación científica, el profesor Baixeras ha expuesto su visión sobre el grupo animal más diverso de la Tierra desde hace más de trescientos millones de años. Dirigido por Vicent Martínez, catedrático de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València y en el que colabora el Institut de Ciències Físico-naturals de la Institució Alfons el Magnànim, el ciclo forma parte del programa de actividades de la Cátedra de Divulgación de la Ciencia establecida entre la Fundación Cañada Blanch y la UV.

Tras afirmar que los insectos "son unos seres vivos que nos acompañan en un medio ambiente cada vez más degradado y que nos demuestran continuamente lo mejor y lo peor que la naturaleza nos puede ofrecer", ha destacado que "su capacidad adaptativa los ha llevado a ser objeto de explotación por parte del hombre, aunque también sufrimos los efectos adversos de esa versatilidad cuando atacan nuestros cultivos o se convierten en vectores de terribles enfermedades".

El entomólogo valenciano ha iniciado su intervención analizando el concepto de "biodiversidad", atribuído al investigador de Harvard, Edward Wilson (EE UU, 1929), su trasfondo científico, su utilización política, cómo el abuso de su uso lo ha vaciado de contenido y cómo los insectos, un grupo megadiverso, están organizados dentro de esa "biodiversidad". También ha hablado sobre los tres niveles básicos de biodiversidad representados en la naturaleza que Wilson estableció, como son los genes, las especies y los ecosistemas, a los que se han ido incorporando otros como el molecular y el funcional.

Baixeras ha calificado a los insectos como "el grupo estrella de la biodiversidad" por el millón de especies descubiertas "y muchas otras más por describir", a diferencia de los mamíferos o las aves, que solo se cuentan en miles de especies. "Algo tiene ese grupo animal que lo hace ser tan abundante en número de especies y también en organismos que existen por cada especie", ha resaltado.

La interacción negativa: plagas y enfermedades

Como una especie más que forma parte de la biodiversidad, "inevitablemente el hombre está en permanente interacción con ese millón de especies y, desde nuestro punto de vista antropocéntrico, somos quienes consideramos si una especie interacciona o no positivamente, beneficiándonos de su mundo al extraerles productos beneficiosos como las miel y la seda", ha indicado el investigador del Institut Cabanilles. Pero inevitablemente, -ha explicado- hay veces que los insectos compiten con el hombre por los recursos, como es el caso de las plagas agrícolas, en las que nos encontramos con insectos a los que les gusta o se alimentan de las mismas plantas o cultivos. "Inmediatamente, esos insectos pasan a la lista negra, son nuestros enemigos porque compiten con nosotros por los mismos recursos", ha señalado, "aunque en realidad lo único que ocurre es que necesitan ese recurso que hemos cultivado en grandes cantidades y tratan de explotarlo igual que nosotros".

A la interacción negativa con algunas especies referidas a los cultivos, ha añadido a aquellos insectos que por un azar evolutivo se han convertido en vectores de enfermedades que también nos pueden afectar. En este sentido, ha resaltado que algunas de las enfermedades más graves, tanto del pasado como de la actualidad como es la malaria, "probablemente la enfermedad más terrible hoy en día en el mundo", están vectorizadas por un insecto. Se trata de un buen ejemplo de una interacción negativa de una especie de entre un millón, "que en principio no es nada, pero esa interacción tiene un efecto atroz sobre las poblaciones humanas".

Al abordar las características de estas especies, el profesor Baixeras ha incidido en las características que les han permitido ser abundantes con muy pocos recursos sofisticados, a diferencia de los mamíferos. Es por ello por lo que han alcanzado una cota de eficiencia con muy poca sofisticación, lo que para ellos es un premio: "Vuelan, son pequeños, pueden ser fácilmente prolíficos y, por tanto, se reproducen en grandes cantidades porque el costo de reproducción es relativamente bajo". Asimismo, ha destacado como importante tener en cuenta la perspectiva histórica, es decir, la diversidad en el tiempo, y ha señalado que "los insectos se beneficiaron de ser los primeros colonizadores del medio terrestre y para cuando los vertebrados entraron en éste, los insectos estaban ampliamente expandidos".

Los más abundantes en el medio terrestre

Por otra parte, ha explicado que, a lo largo de la historia y como todos los grupos animales, los insectos han atravesado periodos de extinción, aunque "precisamente las fuertes extinciones a las que se han visto sometidos siempre les han supuesto una recuperación, de tal manera que detrás de una gran extinción invariablemente ha habido una gran proliferación". Una constante que les ha llevado a que, por esas características que les hacen ser muy plástico, sean desde la era Paleozoica los animales más abundantes en el medio terrestre.

Su capacidad plástica -ha señalado- se mantiene en la actualidad como se comprueba tras cada guerra abierta que el hombre mantiene con ellos para defenderse de las plagas. Mediante el uso de insecticidas, se atacan diferentes partes de la biología del insecto para acabar con él. "Los biocidas diseñados expresamente para atacar sus partes débiles -ha afirmado Baixeras- destrozan su sistema nervioso, el de desarrollo o el digestivo€ funcionan, aunque solo por un tiempo porque antes o después reaparecen tras crean resistencias".

Se ha referido también a lo que considera "un error bien intencionado por parte del hombre", por su visión antropocéntrica de la naturaleza, como es "pensar que el mundo que percibe un ser vivo es el mismo que percibimos nosotros". Así, ha puesto como ejemplo más cotidiano el de "hablarle al perro pensando que existe una cierta comunicación, que la hay, pero no te está entendiendo". "Es un error -ha añadido- no poder evitar esa tendencia a pensar de que tu perro desarrolla unas emociones parecidas a las tuyas, porque son completamente distintas, pero no deja de haber cierta sinergia entre el perro y su dueño simplemente porque hay caminos paralelos que benefician a ambos".

Una percepción física abismalmente distinta

Una situación que, extrapolada a un grupo animal tan distante como es el de los insectos, "puede ser fatal, porque la percepción física del mundo que rodea a un insecto sí que es ya abismalmente distinta a la que nosotros tenemos". Así, ha planteado el modo que tiene una mosca de volar, "que deja en tontería cualquiera de los artefactos que el hombre ha conseguido diseñar para el vuelo, porque puede volar a una velocidad altísima, pararse en seco o realizar vuelos hacia adelante y hacia atrás, algo que es cotidiano para ella".

Una mosca puede pararse en posición vertical sobre un vidrio como hace "Spiderman", "pero tenemos claro que se trata de superhéroes y nadie se lleva a engaño", ha dicho Baixeras antes de indicar que nadie puede pretender que una persona se mantenga por sus propios medios en una pared, aunque nadie se asombra de que una mosca lo haga, porque el mundo físico que la rodea es completamente distinto al que nos rodea a nosotros".

"El medio físico condiciona nuestra estructura ósea y nuestra forma de caminar, lo que implica una percepción diferente como es la del equilibrio", ha insistido el biólogo de la UV, quien a continuación ha puesto el ejemplo de una hormiga a la que se lanza al vacío desde lo alto de un rascacielos: Llegará intacta al suelo porque su peso es tan bajo que no sufrirá una aceleración durante la caída, ya que el rozamiento con el aire la frenará. "Por tanto, -ha afirmado- nuestro mundo físico es completamente distinto. No podemos aspirar a que las variables que han condicionado nuestra evolución sean las mismas que han condicionado la evolución de un insecto, porque ya tenemos una, que es la gravedad, que para un insecto es insignificante por su tamaño pequeño".

La excepción del insecto "palo" de Borneo

Respecto a su tamaño, el entomólogo valenciano ha señalado que se trata de un grupo animal en el que hay especies que se pueden medir en micras y otras no voladoras que llegan a medir más de veinte centímetros. "Los insectos -ha dicho- se mueven en torno a tamaños relativamente pequeños en donde la gravedad y otras fuerzas operan a niveles relativamente bajos, lo que les hace ser ligeros, cercanos a optimizar el vuelo, que siempre requiere la pérdida de peso". Los mayores ejemplares son los insectos "palo" descubiertos en la isla de Borneo que llegan a medir extendidos 56,7 cm, "un animal extraordinario porque es muy raro que exista un insecto de ese tamaño en nuestros días, aunque en el pasado sí los hubo sobre todo en el Paleozoico", ha resaltado.

Durante su intervención también se ha referido a la creciente legislación proteccionista, principalmente tras la cumbre de la biodiversidad celebrada en Nagoya (Japón), cuyo protocolo establece que los países son fedatarios y propietarios de su propia biodiversidad, al mismo tiempo que son responsables de la explotación de los recursos genéticos y de las consecuencias que la misma conlleve.

Joaquín Baixeras ha concluido su charla resaltando que los insectos son un grupo de animales "que deben de seguir despertando nuestra curiosidad, porque no los hemos terminado de entender, y guardan muchas claves para explicar aspectos de nuestra salud, bienestar y cultura, además de representar no solamente un pasado, sino también un futuro".