Los médicos de la ONG Open Arms ya se encuentran dentro del pesquero de Santa Pola atendiendo a los inmigrantes enfermos. Una embarcación de la organización no gubernamental, dedicada al rescate de inmigrantes en el mar, partió a últimas horas de ayer hacia el punto en que se encontraba el barco «Nuestra madre Loreto» (entre Libia, Malta y Lampedusa) para prestar atención médica a los doce rescatados que tiene a bordo desde hace ya una semana, donde se refugiaron en su huida de las lanchas de las autoridades libias que venían persiguiendo las pateras en que viajaban.

El fundador de Open Arms, Oscar Camps, ha confirmado en su Twitter que "la salud de los náufragos se ha degradado rápidamente después de sobrevivir a las infernales condiciones libias". Además, ha añadido que "han soportado 7 dias en la cubierta del pesquero, 5 de ellos de duro temporal en alta mar, por no tener puerto abierto". Camps concluye de forma taxativa: "Ilegal e inhumano".

Dos de ellos presentan serios problemas de salud, según señaló José Durá, armador del pesquero y padre del capitán, Pascual Durá, quien explicó que uno sufrió ayer varios desvanecimientos y otro se quejaba de un fuerte dolor en el abdomen, por lo que habían contactado con Salvamento Marítimo y con el Centro Radio Médico, un servicio perteneciente al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales cuya misión es atender las consultas médicas que soliciten los barcos en navegación.

Una portavoz de la organización, que ya prestó atención médica en el pesquero de Santa Pola el pasado sábado, agregó que «en ese momento nos habríamos llevado a los inmigrantes pero tiene que haber una autorización por parte de las autoridades marítimas. Nosotros somos un barco de salvamento en aguas internacionales y ellos están en un pesquero que tiene que recibir órdenes. Solo por razones de salud podríamos evacuarlos», precisó.

Mientras tanto, los tripulantes de «Nuestra madre Loreto» comenzaron ayer a faenar aprovechando que el temporal está amainando, «aunque aún hay olas de tres metros», precisó el armador.

Preocupado y molesto porque después de una semana aún no se ha haya dado una solución a este problema, Durá insistió en que lo único que quieren es que les dejen trabajar y se quejó de que se sigan barajando puertos de Libia cuando se sabe que no son seguros. «Si no son seguros, que se los traigan a España, que el Gobierno puede hacerlo si quiere», apostilló.