La premura con la que la dirección estatal de Podemos ha convocado la inscripción para confeccionar las candidaturas ante unas posibles elecciones generales (después de que el propio Pablo Iglesias haya dado por liquidada la legislatura) ha pillado con el pie cambiado al Podemos valenciano.
Sin recuperarse de las primarias autonómicas, la inesperada convocatoria de las estatales, cuyo plazo para inscribirse acaba este lunes 3 de diciembre, ha sorprendido a la delegación valenciana en pleno éxodo de cargos que emigran de Madrid a València.
El regreso a la terreta para participar en las autonómicas de los senadores Pilar Lima y Ferran Martínez o de la diputada en el Congreso Rosana Pastor (que ahora duda si optar de nuevo a Madrid) reduce mucho el abanico de nombres valencianos para la futura lista estatal y aboca a perfiles con menor protagonismo en una candidatura que sería totalmente a medida de Iglesias.
El Consejo Ciudadano Autonómico ha emitido una queja interna (reflexión según las fuentes oficiales) en protesta por las prisas de la convocatoria y los plazos.
Y los nombres de cierto empaque se apartan. El secretario general, Antonio Estañ, que no es candidato a las autonómicas, niega que vaya a participar y que su voluntad sea irse a Madrid. Tampoco el exsecretario general Antonio Montiel (que tiene complicado repetir en las Corts) muestra intención alguna de postularse al Congreso. Descartada también la diputada Fabiola Meco, que de seguir hubiera preferido pelear políticamente en el territorio valenciano (del que ya se borró antes de las primarias autonómicas), los nombres valencianos que pueden jugar un papel protagonista se reducen mucho.
En el consejo ciudadano estatal hay cinco valencianos. Una de ellas es Àngela Ballester, que no es de la órbita de Iglesias pero que podría repetir como candidata al Congreso, aunque aún no lo tiene decidido. Pilar Lima, la referente del pablismo valenciano, será el cartel de las autonómicas por València, lo que la descarta para Madrid y Esther Sanz, también afín al líder máximo, ya figura en puestos de probable salida para las próximas elecciones europeas.
Los otros «valencianos» en la dirección estatal son Txema Guijarro, madrileño, diputado por Alicante, muy cercano a Iglesias y actual coordinador en el Congreso; y la guineana licenciada en Historia por la Universidad de Alicante Rita Bosaho, también del entorno de Iglesias. Así las cosas hay huecos para postularse como diputado y ya no quedan muchos referentes pablistas en el territorio para ocuparlos. En la actualidad Unidos Podemos tiene cinco diputados valencianos en el Congreso (Ballester, Pastor, Bosaho, Guijarro y Ricardo Sixto, de EU).
Fuentes de la formación morada apuntan varios nombres. El profesor Héctor Illueca, muy cercano a Iglesias y con el que ha compartido programas de televisión en su canal La Tuerka pero que nunca ha mostrado interés por lanzarse a la primera línea política e incluso de algunos integrantes de la formación que no están en la primera línea mediática, pero que pueden convertirse en sorpresas en una lista que se dará a conocer en pocos días. También se apunta al castellonense César Jiménez, que tras las primarias autonómicas tiene complicado repetir en las Corts.
Primarias a la medida de Iglesias
Las reglas de juego están claras. Habrá una votación para el cabeza de cartel en toda España. Opta Iglesias y no tendrá contestación. Solo el sector anticapitalista está suficientemente organizado y tiene fuerza para presentar otra lista, pero el resto de aspirantes tiene que optar de forma independiente, una vez el errejonismo quedó laminado en Vistalegre II.
La votación es de circunscripción única, es decir en todo el Estado y cualquier afiliado puede votar a otro en todo el territorio por lo que no hay un criterio territorial lo que permite a Iglesias presentar una lista a su medida que pueda ser mayoritaria en toda España.
En esa tesitura los territorios pesan más bien poco y varias fuentes apuntan que la dirección autonómica de Estañ apenas va a tener capacidad para ofrecer nombres, lo que vuelve a dejar en evidencia a un partido que defiende una realidad de España plurinacional pero tiene una estructura absolutamente centralizada.
Con esos mimbres, el criterio de afinidad a Iglesias es el más relevante. «Este ya no es el partido al que me afilié en 2015, Iglesias actúa como emperador», lamentan voces críticas. Varios coinciden en que la premura es una estrategia de Iglesias para pillar con el pie cambiado a la mayoría de territorios y organizar una lista totalmente afín. «Es como un puñetazo encima de la mesa», resume otro.
