Si nadie lo remedia, el pesquero Nuestra Madre Loreto regresará al puerto de Santa Pola a finales de la próxima semana con once inmigrantes a bordo. Son once de las doce personas a las que los pescadores de Alicante auxiliaron en su huida de las lanchas de las autoridades libias que iban persiguiendo la patera en que viajaban. Uno de los socorridos, un joven palestino, tuvo que ser evacuado en helicóptero a últimas horas del viernes y permanece ingresado en un hospital de Malta.

El rescate se produjo el jueves de la semana pasada. En estos diez días tanto el patrón del pesquero, Pascual Durá, como su padre y armador, José Durá, y varias organizaciones no gubernamentales (entre ellas y especialmente activa Open Arms) se han cansado de reclamar una solución segura para los rescatados, que ayer reiteraron sin éxito y que se han cansado de esperar.

Atrincherado el Gobierno en que se desembarque a los inmigrantes en el puerto más próximo, considerado inseguro para ellos, y desoyendo las peticiones para que se les trasladara al Open Arms y que los pescadores de Alicante pudieran seguir con su trabajo, anoche, al filo de las 20 horas, se rompió la baraja.

Tras un jornada muy tensa, que se sumaba a las nueve anteriores, Pascual Durá puso rumbo a España con once nuevos compañeros de travesía tres semanas antes de cuanto tenía previsto regresar (en torno al 22 de diciembre) tras la campaña de la quisquilla.

Después de barajarlo durante todo el día, el armador, quien ya vivió una situación similar en 2006, indicó a su hijo que iniciara el regreso. Minutos antes se habían difundido unas declaraciones del presidente del Gobierno en las que reiteraba la que ha sido la postura del Ejecutivo durante todo este conflicto: «Lo que se tiene que hacer es ir al puerto seguro más próximo y ahora mismo existe esa posibilidad», señaló Pedro Sánchez, en quien el armador dijo que ya no podía confiar. «Nos han dejado solos», señaló visiblemente molesto y dejando claro que lo que menos le importa son las pérdidas por dejar de faenar y lo que se haya podido gastar estos días sino la sensación de desamparo por parte de las autoridades españolas.

Mientras, el jefe del Consell, Ximo Puig, volvía a reclamar por la tarde «una solución inminente» para el pesquero y recordaba que «el hecho humanitario es absolutamente prioritario cuando hay personas en el barco que están en graves dificultades». Y la vicepresidenta, Mónica Oltra, por su parte, contactaba telefónicamente con la mujer del armador y madre del capitán a la que transmitió todo su apoyo y animaba, unas horas antes de que se tomara la decisión, a que el pesquero regresara a España. «Y que cuando llegara el barco a Santa Pola ella va a estar allí», aseguró la interlocutora que le dijo la política de Compromis.

Una tripulación «al límite»

Durá, que anoche contó con el apoyo de más de medio centenar de los vecinos de Santa Pola, agregó que la tripulación estaba «al límite». Una muestra de lo extremo de la situación la dio el patrón del Nuestra Madre Loreto, Pascual Durá, que lanzó ayer un mensaje desesperado por la situación que se está viviendo a bordo del pesquero de Santa Pola. El joven, de 28 de años, explicó en un audio difundido a través de la red social Twiter de la organización no gubernamental Open Arms que no podían seguir navegando «hacia el norte, hacia el sur, hacia el este o el oeste huyendo del mal tiempo sin tener amparo para estas personas», en alusión a los inmigrantes rescatados.

Ayer se cumplieron diez días desde que los doce inmigrantes (ahora sólo quedan once después de que uno de ellos, un joven palestino, fuera trasladado el viernes por la noche a un hospital de Malta) se encuentran en el barco de Alicante donde un equipo de psicólogos de Open Arms, cuya embarcación permaneció durante todo el día d eayer junto al pesquero, atendieron a la tripulación que, según explicó tanto el armador como desde la ONG, ya no podía más.