El Gobierno demoró hasta que no pudo más la solución a la dramática situación creada después de que el pesquero de Santa Pola Nuestra Madre Loreto auxiliara a doce inmigrantes cuando huían en su patera de las lanchas libias, hace de eso once días.

A las dos horas de que el patrón de la embarcación, Pascual Durá, pusiera rumbo a España con los rescatados a bordo cansado de que el Gobierno no diera una respuesta al problema, Salvamento Marítimo le envió un correo en el que le «trasladaba» que tenía la obligación de llevarlos «al puerto seguró más próximo», invocaba la legislación internacional y le advertía que traer a España a esas once personas (una está hospitalizada desde el viernes en Malta) se acordaba «bajo su responsabilidad».

Rumbo a Santa Pola

El correo llegó a las 22.25 horas del sábado. Hacía unas dos horas que el Madre Loreto había puesto rumbo a Santa Pola. Visto que la advertencia sobre las posibles consecuencias que le podía acarrear su decisión no había surtido efecto y que el pesquero continuaba su viaje con los inmigrantes a bordo, al correo del patrón llegó otro mensaje. Eran las 0.54. No habían transcurrido ni tres horas y la nueva comunicación de Salvamento Marítimo rezaba: «Buenas noches. Las autoridades españolas han realizado gestiones a través de la Embajada y permiten el desembarco de los rescatados en Malta. Les indicamos por tanto que se dirijan rumbo a Malta para poder realizarlo». Es decir, que lo que no se había resuelto en diez días de desesperadas e insistentes llamadas de auxilio tanto del barco y su entorno como de varias ONG se logró solventar en apenas un momento y de madrugada.

Durá se dirigió entonces a la isla donde una embarcación se acercó para recoger a los inmigrantes, que no podían ocultar su alegría por pisar por fin tierra firme y segura. Hasta ese momento el Gobierno había insistido en que regresaran a Libia pese a no reunir este último requisito.

El Gobierno maltés explicó que los inmigrantes serán trasladados a España en virtud del acuerdo alcanzado entre ambos ejecutivos por el que las autoridades españolas ordenaron al buque poner rumbo a La Valleta.

Óscar Camps, fundador de Open Arms, la ONG que desde el principio ha estado asistiendo al Nuestra madre Loreto, lamentó que se haya «jugado con la seguridad de las personas, diez días sin noticias, un temporal duro, una persona evacuada en helicóptero y un alto riesgo para toda la tripulación».

Una vez concluido el desembarco, el pesquero regresó al caladero donde seguirá faenando en la campaña de la quisquilla, actividad que había suspendido por este incidente, hasta el próximo día 22, cuando tiene previsto regresar al puerto de Santa Pola.