Si la llegada del tripartito al poder se produjo entre otras razones por los casos de corrupción que azotan aún a la gestión del PP, el tripartito del Botànic aprovechó ayer la cuarta imputación del expresidente de la Generalitat Francisco Camps para airear de nuevo los casos de corrupción de los populares. Una estrategia que sirve también como dique de contención ante el aumento de las perspectivas electorales de la derecha con la posible suma de Vox.

Los portavoces socialista y de Compromís en las Corts, Manolo Mata, y Fran Ferri reclamaron ayer la necesidad de que Camps abandone el Consell Jurídic Consultiu (CJC) del que forma parte. Mata dijo que Camps «le haría un favor a esta tierra que tanto dice que ama yéndose del CJC, por una cuestión de responsabilidad política dado que ya tiene cuatro frentes judiciales muy graves, en los que debería defenderse y estar excluido de ese organismo». «No es posible que un imputado cuatro veces se ampare en el CJC, de donde su partido tendría que expulsarlo», reclamó.

Ferri recordó que las Corts votó reprobar al expresidente y pedir su dimisión del CJC. También la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, recordó que Camps movió muchos hilos y estaba detrás de la organización de la corrupción y del saqueo del dinero de los valencianos. «Sabíamos que detrás de la organización de la corrupción y del saqueo del dinero de los valencianos en el caso Gürtel estaba el máximo responsable en aquel momento, que era Camps como presidente y como máximo dirigente del PP», dijo.

Camps -dijo Oltra- «movió muchos hilos, sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo; no solo eso, sino que daba las ordenes precisas como hemos sabido lamentablemente mucho más tarde de lo que debió ocurrir.