Las urgencias por bronquiolitis aumentan un 60 % en los meses más fríos del año entre los menores de dos años, ya que en los lactantes y niños pequeños los síntomas suelen ser más severos porque sus vías respiratorias son más pequeñas y la obstrucción más fácil.

La bronquiolitis es una infección normalmente vírica ocasionada en la mayoría de los casos por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) que afecta a las pequeñas vías respiratorias (bronquiolos) que están en los pulmones.

Javier Miranda, responsable del Área Pediátrica de los Hospitales Vithas Nisa Virgen del Consuelo y 9 de octubre y del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime, ha asegurado en un comunicado que en adultos y niños mayores la infección por el VRS produce por lo general sólo un resfriado.

La mayor parte de los niños tienen un cuadro leve, que se cura con tratamiento en casa, pero en los lactantes y niños pequeños los síntomas suelen ser más severos porque sus vías respiratorias son más pequeñas y su obstrucción es más fácil. En estos casos es donde hay que tener más precaución".

Según Miranda, la bronquiolitis suele comenzar como un resfriado, con moco, tos leve y, a veces, fiebre. Después de uno o dos días, la tos empeora y el niño tiene una respiración más agitada ya que los bronquiolos se inflaman y producen moco, dificultando el paso de aire a los pulmones y la respiración del niño.

"Estaría indicado acudir a Urgencias en el caso de que el niño tuviese dificultad para respirar o respiración agitada", apunta el especialista, que añade que otro síntoma sería que el niño además estuviese somnoliento, más pálido o mostrase signos de deshidratación.

La edad es un factor importante porque los lactantes menores de 3 meses y los que nacieron prematuros tienen más riesgo de tener una bronquiolitis grave o de precisar tratamiento en hospital.

"Los bebés con enfermedad cardiopulmonar, como la fibrosis quística o la displasia broncopulmonar, o los que tienen déficit inmunológicos también es un grupo de riesgo", agrega.

Las medidas de prevención son fundamentales porque la bronquiolitis se propaga fácilmente a través de la mucosidad o la saliva de una persona infectada.

Según el experto, "es clave que las personas que cuiden al bebé se laven las manos con frecuencia, y eviten al niño a cualquier exposición al humo del tabaco y el contacto con niños infectados en época epidémica, sobre todo si nació prematuro".

También aconseja que se evite, a no ser que sea de absoluta necesidad, las salas de espera de los centros sanitarios.

En el caso de fiebre es aconsejable dar un antitérmico como Paracetamol y utilizar paños mojados en la frente o la parte posterior del cuello, o baños de agua templada para bajarla.

Para mantener una buena hidratación, es conveniente ofrecer al niño agua o leche de forma regular y en pequeñas tomas.

"No hay que obligar al niño a comer como lo haría habitualmente, ya que el niño puede estar muy cansado y es mejor ofrecerle alimentos blandos en poca cantidad", puntualiza Miranda.

Es mejor hacerle lavados nasales con suero fisiológico y aspirar las secreciones que darle jarabes para la tos o mucolíticos, indica el experto.

Según señala, hay que tener "paciencia con esta enfermedad, ya que puede durar hasta 10 días, e incluso varias semanas hasta la resolución completa de todos los síntomas".

"Si al tercer día existe un empeoramiento del niño, es clave reconocer los signos y síntomas de dificultad respiratoria para llevarlo inmediatamente al médico", concluye el doctor Miranda.