El presunto yihadista detenido el pasado lunes en Sagunt, R. H., ya está en prisión. Las investigaciones policiales habían desvelado el «alto riesgo» de que este hombre de 46 años pudiera perpetrar en solitario un acto terrorista en España -probablemente en la Comunitat Valenciana-, así que la decisión del juez de Instrucción Central número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, tras examinar las pruebas recabadas por la Policía Nacional, ha sido tajante y rotunda: ayer dictó para R. H. auto de prisión provisional, incomunicada y sin fianza.

Su conocido carácter violento, sus antecedentes delictivos, su progresiva radicalización en redes sociales y el hecho de que hubiese alquilado recientemente un taller en el que no ejercía actividad profesional alguna pusieron en alerta a los agentes de la Comisaría General de Información.

Cuando, finalmente, contactó con un integrante de la organización terrorista Frente Jabhat Al Nusra, al que manifestó su firme voluntad de viajar a Siria para luchar y hacer la yihad, y retomó con una intensidad inusual su actividad como narcotraficante, saltaron todas las alarmas y el juez Manuel García-Castellón dio el visto bueno a la operación policial desarrollada el pasado lunes para detener a R. H.

Una vez finalizados los registros y tras encontrar en su poder dos machetes de grandes dimensiones y una pistola en perfecto estado de uso, la Policía ha creído confirmar esas sospechas, ya que se refuerza la tesis de que R. H. estuviese planeando una acción terrorista inminente en solitario, posiblemente por las dificultades existentes para viajar hasta Siria.

Hasta ahora, los ataques de terroristas solitarios en Occidente vienen precedidos de procesos de radicalización muy similares a los que presenta R. H. Son activistas que, radicalizados a través de los mensajes que reciben por redes sociales y chats cerrados, acaban protagonizando actos de violencia extrema en nombre de la Yihad más letal.

La primera actuación yihadista de este tipo en suelo español se produjo el pasado verano, en Cornellà de Llobregat (Barcelona). Abdelouahab Taib, argelino, de 29 años y sin antecedentes, irrumpió en la comisaría de los Mossos d'Esquadra, a 200 metros de su domicilio, con un cuchillo de grandes dimensiones y acabó abatido a tiros.

Precisamente, al vecino de Sagunt se le requisaron varios machetes de grandes dimensiones, así como una pistola.

Al mismo tiempo que R.H. era arrestado, a las cuatro de la madrugada del pasado lunes, otras tres personas fueron detenidas dentro de la misma operación policial, acusadas de integrar con él una banda dedicada al tráfico de drogas. Ninguno de estos tres acusados tienen relación alguna con actividades terroristas, pero conocían a R. H. porque integraban una misma red de distribución y venta de estupefacientes al por menor.

Todos ellos, también de origen marroquí, han acabado en prisión por orden de un juzgado de Sagunt y otro de Massamagrell. En su caso, al tratarse de un delito común -el de tráfico de drogas- sin vinculación con el terrorismo, han sido dos jueces ordinarios quienes han asumido su procesamiento.

Y. H., de 29 años, que vivía en el Port de Sagunt; Z. B., de 27; y el padre de este último, estos dos residentes en Puçol, ingresaron ayer en la cárcel. Según las fuentes consultadas por Levante-EMV, a Z. B. le requisaron diversas cantidades de cocaína y de marihuana, así como balanzas de precisión y elementos para envolver la droga y venderla por dosis.