Ver más allá de «mano de obra barata», de aquellos que se juegan la vida sobre una patera, o de un cuerpo sexualizado. Un grupo de mujeres migrantes y raciazalidas,-con muchas similitudes pero también con todas sus particularidades y diferencias-, han pedido hoy a los y las profesionales de la información que vayan más allá de los prejuicios en las noticias y piezas periodísticas que elaboran. Y es que, "las etiquetas pesan", han denunciado.

En una conversación-coloquio, organizada por la Unió de Periodistes junto a la ONG Alianza por la Solidaridad, estas mujeres han explicado a una treintena de periodistas cómo sienten que son tratadas en los medios de comunicación. En general, consideran que se da una cobertura sesgada y negativa de la migración, y que las mujeres migrantes se ven doblemente discriminadas, por la invisibilización que también sufren por cuestiones de género, además de por su origen.

La activista Marcela Bahamon apunta que una mala cobertura periodística de los inmigrantes es peligrosa, ya que puede contribuir a generar un «caldo de cultivo de racismo y xenofobia» en aquellas personas que ya tienen prejuicios. Además, también ha señalado que determinadas series de televisión «han hecho mucho daño», al normalizar tópicos o actitudes racistas.

Por eso, ha animado a mostrar las personas con orígenes diversos como «parte de la sociedad» y como «fuentes válidas de las noticias». «Hay que mostrar al inmigrante como persona valiosa que viene a aportar», ha especificado, «no solo como mano de obra barata».

En este último caso, se estaría dando una «visión utilitarista» de la inmigración, según ha detallado Paola Larco, otra de las participantes. La joven, doctoranda de Estudios de Género y Políticas de Igualdad en la Universitat de València, asegura que las informaciones de muchos medios de comunicación también tienden a «criminalizar y alertar». «El lugar de origen no determina nunca el comportamiento», ha apuntado, en relación a algunos titulares de Sucesos.

Por otro lado, las mujeres han avisado de la tendencia de caer en una «visión paternalista» y eurocentrista. «A veces parece que nuestros países necesitan la ayuda de Europa» y no se explica la «responsabilidad que esta tiene en los conflictos o las situaciones que se viven en los países de origen», agrega.

Asimismo, Paola ha indicado que las mujeres latinas siempre son representadas como víctimas en diferentes crímenes o son sexualizadas.

En este punto también ha coincidido la estudiante Fatine Sakri, quien ha explicado que las ciudadanas musulmanas «siempre se ven más afectadas que los hombres porque el velo hace más visible su religión». «¿Es una prenda más, por qué hacemos tanto hincapié en ella? Siempre se habla del cuerpo de las mujeres, vayan tapadas o desnudas», lamenta. «En las competiciones de Río 2016 se escribió sobre la vestimenta de las atletas, pero nunca he visto a ningún medio hablar de 'atletas cristianas'», ha criticado.

Para Fatine, el imaginario colectivo provoca que, cuando dice que es musulmana, «la gente ya se crea una imagen sobre ti que te limita a la hora de relacionarte, por mucho que tú quieras aportar».

Por su parte, Deborah Ekoka ha expicado que sufrió cómo el asesinato del pequeño Gabriel y el tratamiento periódistico que se dio tras la detención de Ana Julia Quezada, puso al colectivo afrodescendiente en el punto de mira.

Además, ha pedido «poder contar nuestra historia con nuestra propia voz», ya que sí hay referentes afrodescendientes y gente capacitada para ello, asegura.

Redacciones plurales

Otras de las cuestiones que se han tratado y debatido junto a las periodistas es la responsabilidad de «no crear alarma» (el número de inmigrantes que llega por vía irregular es ínfimo, han relatado); o de no emprar términos como «segunda generación de inmigrantes», ya que no es una condición que se hereda. «¿Nuestros descendientes van a seguir cargando con la cruz, 100 años después?», se preguntaba una de las protagonistas.

En cuanto al perfil de los y las periodistas, las mujeres han explicado que en los medios debe haber redactores «no blancos» y de orígenes diversos, conocedores de estas realidades y de cómo tratarlas.

En la conversación-coloquio también se ha expuesto que gran parte de la sociedad no comprende que muchas personas racializadas y con orígenes diversos han nacido en España o cuentan con nacionalidad española.

Por esto, las mujeres han instado a los medios de comunicación a escuchar la voz de las migrantes y a ser responsables con sus informaciones, ya que estas pueden ser el trampolín para un cambio social o, de lo contrario, cronificar el racismo sistémico.

Celia Serrano, responsable de proyectos de Alianza por la Solidaridad, ha explicado que el objetivo del encuentro -que ha sido presentado por Isabel Olmos, miembro de la ejecutiva de la Unió de Periodistes y subdirectora de Levante-EMV- ha sido "crear espacios para hablar y escucharnos". Por su parte, Olmos ha apuntado que es importante reflexionar sobre el "tratamiento informativo que se da a algunos colectivos" y que muchas malas prácticas periodísticas "no se deben a maldad, sino porque no sabemos o no tenemos las herramientas necesarias".