La presión fiscal es una de las inquietudes recurrentes del empresariado valenciano y así se lo transmitió ayer a Puig. En el coloquio, un asistente preguntó al president si tenía previsto realizar rebajas fiscales. Más concretamente se le exhortó sobre la posibilidad de bonificar en su totalidad el impuesto de sucesiones y donaciones (algo que sí hacen otras comunidades autónomas) y qué novedades tributarias tenía en mente el Consell.

Puig tiró de uno de los argumentos más recurrentes de su discurso para responder: «A día de hoy no se puede plantear una propuesta de reducción masiva de impuestos» en la C. Valenciana porque «la segunda conselleria de este gobierno es la del servicio de la deuda» y «la herencia es la que es».

Puig dijo que el Gobierno del Botànic «asume su responsabilidad» y no pretende «generar nuevas deudas que deban pagar las futuras generaciones» porque «los peores impuestos son los que se formulan hoy para que lo paguen los que no han nacido».

En una alusión directa al PP (sin nombrarlo), cuestionó la «política demagógica» de quienes dicen que es posible rebajar impuestos con el estado actual de cuentas. Puig defendió la política fiscal progresiva, rebajando el tramo autonómico del IRPF para las rentas bajas.

No obstante, para el jefe del Consell lo primordial, en este contexto, es «impulsar un debate sobre la fiscalidad en toda España». En opinión de Puig, no hay que olvidar «que hay autonomías que hacen 'dumping' fiscal porque pueden hacerlo».