¿Por qué el blockchain es el futuro?
Es una tecnología que ha sufrido un boom en los últimos años. La gente ha visto que las propiedades que ofrece, como que la información no puede ser modificada, son características que son muy demandadas en diferentes ámbitos.
¿Qué clase de problemas está ayudando a resolver?
Se está usando para cadenas de suministro. Para saber que ese producto que compras ha sido tratado con el proceso que tú esperas. Por ejemplo, cuando vas al supermercado y te dicen que unos huevos son ecológicos poder ver esa trazabilidad y poder verificar que eso es así. Una de las grandes aplicaciones que va a tener para el futuro es lo que se conoce como «tokenización» de activos.
¿Y eso qué es?
Esto significa que un activo físico, por ejemplo, un cuadro, lo puedes digitalizar y trabajar sobre él. Una obra de arte, que forma parte de un mercado caro y exclusivo, se puede «tokenizar» y las diferentes personas pueden tener una participación sobre la misma y al final en función de sus participaciones decidir qué se hace con ella.
¿Las empresas han acogido bien esta tecnología o son aún reticentes?
Hay quien piensa que en muchos ámbitos se quiere introducir «blockchain» porque es un término de moda. Pero, al final, se trata de una tecnología que está evaluándose en su nivel de aplicación y lo que nadie quiere es no estar ahí. En todas las grandes compañías se está haciendo un análisis real de qué posibilidades tiene esto y cómo puede ayudar a resolver ciertos problemas que se tengan.
Usted tiene varios proyectos de «blockchain» en marcha.
Tenemos un proyecto con la Universidad de La Rioja para usar esta tecnología para la emisión de certificados académicos. La red nos asegura esa inmutabilidad de los datos y el asunto de la falsificación de certificados es importante y hay que tenerla en cuenta. El hecho de disponer de una tecnología que nos asegura que una vez que insertamos un certificado este ya no va a poder ser modificado, al final, es algo que nos está dando un potencial y que de cara al futuro es beneficioso tanto para el alumno, como para la universidad y las empresas.
¿Así se evitarían casos como los de los másteres falsos de algunos políticos?
En la tecnología también influye quién hace uso de ella. Si el que está encargado de emitir ese certificado lo falsifica entra el factor humano. Pero sí que valdría para detectar certificados emitidos por la universidad que luego alguien quiere poner que en lugar de un curso se trataba de un máster habilitante.
¿Cómo protegernos de los ciberataques?
Con medidas económicas que permitan a las empresas mejorar en seguridad y concienciación. A nivel nacional, podemos estar orgullosos a nivel de país de lo que está haciendo el Incibe en temas de protección y concienciación. Al final, se trata de dar herramientas que permita a las compañías y Administraciones defenderse. Estamos en un mundo interconectado y es esencial tener barreras de protección para la información que estas manejando.
Entonces, ¿en España estamos bien seguros?
La ciberseguridad global no existe, pero se están haciendo las cosas bien, en la buena línea.
¿Son los usuarios imprudentes cuando se bajan aplicaciones de internet?
Ahí es donde entran los programas de concienciación. Se trata de hacer conscientes a los usuarios de que cuando te bajas una aplicación y te sale una solicitud de permiso hay que leerla. ¿Por qué una aplicación te pide acceso a la cámara de fotos? Si es una aplicación en la que eso tiene sentido pues vale, si no para qué. La tecnología tiene ventajas pero hay que ser conscientes de sus riesgos.
¿Hay una ciberguerra mundial?
No descubro nada al decir que los Estados utilizan los sistemas de información para su beneficio. Es un campo de batalla nuevo y en el que nadie se quiere quedar atrás. Para los países es importante estar en la vanguardia de la protección de sus datos.
¿Qué control tienen los usuarios de la información que suben a la red?
Tampoco es que las compañías puedan hacer lo que quieran, pero somos algo inconscientes al aceptar políticas de privacidad sin leerlas, eso te puede traer sorpresas desagradables.
