Ana Domínguez, de 55 años, lleva tres semanas con trabajo. El segundo que consigue en diez años. Eso sí, por 8 horas a la semana (dos días, cuatro horas) limpiando la cocina de un restaurante. Cobrará, aún no lo ha hecho, 350 euros al mes. Sin embargo, tener su ansiado contrato laboral le ha supuesto quedarse sin el bono gratuito que la Empresa Municipal de Transporte (EMT) de València a las personas en paro. Los trabajadores precarios no cuentan para esta ayuda. Y ella ha pasado de parada a trabajadora pobre.

Antoni Fernández tiene 51 años, no encuentra empleo desde hace 7 años y vive en Meliana. Hace meses le pusieron una multa de 100 euros en FGV. No llevaba billete y la empresa decidió duplicar las sanciones por colarse en el metro y aumentarlas de 50 a 100 euros. Si se lo pagaba al revisor en el acto la sanción era de 20 euros. Si la pagaba en 15 días se quedaba en la mitad. Le resultó imposible y sabe que las siguientes notificaciones llegarán con recargo. Interpuso un recurso y espera respuesta. Los únicos ingresos que tiene los consigue vendiendo libros en al calle.

Dioni Domínguez tiene 60 años y ni recuerda cuando fue su último contrato, aunque asegura que más de una década casi con seguridad. Vive en Paterna y asegura que más de una vez ha ido a València andando. La otra alternativa es "colarse" en el metro y esto no siempre es posible. La opción de pagar billete alguno queda descartada. Se gana la vida con la venta de manualidades que realiza con madera, sector en el que tiene experiencia laboral. Afirma, que el último consejo que le dio un asesor del Servef fue "que quitara mi edad del currículo".

Los tres se encontraban esta mañana frente a la Conselleria de Transportes junto a los miembros de la Asamblea de Parados y Precarios, CGT València, Sillas contra el Hambre y Koordinadora Parke Alkosa, que entregaron más de mil firmas (recogidas en apenas un mes) para exigir un bono social de transporte "que nos permita desplazarnos a buscar trabajo o a realizar trámites administrativos porque muchas veces nos vemos obligados a viajar sin billete y exponernos a una multa porque no tenemos más alternativa. Si no tienes para comer, ni para el alquiler€ ¿cómo vas a pagar por desplazarte? Y si encima duplican la multa... ¿Son conscientes que muchas de las personas a las que va dirigida esa sanción están desempleadas y en situación de pobreza?"

Por ello, exigen a la conselleria de Transportes "que acepte un bono social que no implica coste alguno para la Administración porque eso no significa que los pobres vayamos a abarrotar los vagones. Los trenes saldrían a su hora y con los mismo ritmos y trabajadores.. solo que con unos parados más. Lo que no tiene precio es la angustia y la tensión que povoca no poder pagar y tener que colarse o tener que esperar en casa a reunir unas monedas para ir a buscar un trabajo que no vas a encontrar".