Igual de contentos estaban Paco Solano y Ana Pons, y eso que devolvieron uno de los dos décimos del número agraciado, «aunque no pasa nada, no lo quiero ni pensar. Esto es de maravilla, nos viene súper bien, porque esto es un pueblo de trabajadores y, además de que nos alegramos por nosotros, nos alegramos por todos a los que les ha tocado», apuntaba Paco quien afirmaba no saber aún a qué va a dedicar los 50.000 euros del premio, aunque seguro que comprará un coche a su hija que se ha sacado el carné, tapará agujeros y pasarán unas buenas Navidades.

Al menos así lo decía su pareja Ana, que tiene previsto «ir a hacer las últimas compras y seguro que van a ser diferentes a lo que teníamos pensado».

Destacable es también la historia de Sergio Jota que, gracias a él, cuatro de sus trabajadores son desde ayer un poco más afortunados. Y es que, el azar hizo que Jota, como así le conocen todos, comprase cinco de «los décimos de Nora» para su empresa, se quedase uno él y repartiese uno a sus cuatro trabajadores. «Siempre vengo aquí a tomar algo y pensé, voy a comprar el número de Nora no sea que toque y no tenga», afirmaba sin poder contener la alegría este joven quien se enteró de la noticia porque su madre lo llamó mientras estaba en el tractor y porque inmediatamente leyó en el grupo de whatsApp de los amigos que había tocado en el BB+. «No me lo podía creer cuando me lo ha dicho mi madre, pero enseguida lo he visto y he venido corriendo. Es una maravilla, porque además lo he repartido entre mis trabajadores que ya me han dicho que tendremos que cogernos unas vacaciones para celebrarlo», resaltaba entre risas.

Otra agraciada, Carmen, comentaba que compró el décimo a las 20.30 horas el mismo viernes, porque una vecina se acercó a decirles que acababa de ir a comprarlo, preguntó a su marido, «y como no lo teníamos vine corriendo», apuntaba contentísima esta vecina.