El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, cumplió ayer el quinto día de ingreso en el hospital La Fe de València, en buen estado aunque delicado, y no se teme por su vida, según confirmaron a Levante-EMV fuentes sanitarias y del entorno familiar y de su defensa.

Una información difundida al mediodía de ayer por una emisora local de València desató la alarma por el posible fallecimiento del exministro, que fue inmediatamente desmentido tras unos primeros momentos de confusión. Una alarma a la que contribuyó el exministro de Justicia, Rafael Catalá, quien llegó a dar el pésame a la familia a través de un tuit que, posteriormente, eliminó.

Desde el entorno familiar del exministro desmintieron tajantamente la información difundida erróneamente. Al mismo tiempo que lamentaban el sufrimiento de no poder acceder a la habitación en la que está recluido. Zaplana está ingresado en una habitación del servicio de hematología del hospital La Fe y custodiado por dos agentes de policía, debido a su condición de recluso, por lo que sus familiares no pueden acceder a la habitación en la que está ingresado para poder verlo.

Según explican fuentes de la defensa de Eduardo Zaplana a la agencia Efe, el tratamiento que recibe desde el martes persigue que el deterioro que sufre por la leucemia no sea «irreversible». «El tratamiento que está recibiendo no es en absoluto rutinario, no se lo habían hecho nunca antes».

Desde el pasado martes, Zaplana ha sido sometido a varias pruebas, entre ellas una gastroscopia y una colonoscopia, mientras «no deja de perder peso y tiene la piel y las articulaciones deterioradas», detallan los responsables de su asistencia jurídica, que para entrevistarse con él han de vestir «guantes, bata y mascarilla». Por ello, entienden que «seguir sosteniendo, como lo hace la juez, que existe riesgo de fuga es un insulto a la inteligencia, porque no puede ir a ningún sitio ni puede prescindir de los cuidados que se le dan en La Fe», aseguran a la agencia Efe fuentes de su defensa.