Tras cuatro años de tramitación administrativa y ambiental, el Ministerio de Fomento anunció ayer la aprobación definitiva del expediente de la ampliación del bypass o circunvalación de València. Un proyecto que la oposición vecinal de la Canyada y Paterna logró retrasar en 2007 y aletargar en 2009, aunque la infraestructura volvió a salir a información pública en 2014. Ahora, tras obtener la declaración de impacto ambiental, el ministerio ha aprobado el trazado definitivo para iniciar la redacción de los proyectos de construcción previos a la licitación de las obras que tendrán un coste total de 288,55 millones.

La ampliación de la circunvalación se justifica desde hace más de una década en la necesidad de separar los tráficos de largo y corto recorrido lo que permitirá «mejorar los tiempos de viaje» y «conexiones buenas a la zona portuaria y logística». En esencia, el proyecto consiste en ampliar con cuatro o seis carriles más (según las zonas) los 22,5 kilómetros de la A-7 entre Rafelbunyol-Museros hasta el cruce con la A-3 y que se sumarán a los seis carriles actuales (tres por sentido).

A pesar de la ampliación de la A-7 con un tercer carril en 2002 (tramo norte) y 2011 (tramo sur), Fomento considera que «la ausencia de otras vías transversales alternativas en el área metropolitana norte genera una no deseable mezcla de tráficos de largo recorrido con otros de carácter metropolitano de muy diferente comportamiento». Una situación que «unida a las altas intensidades de tráfico -100.000 vehículos al día- y la elevada proporción de vehículos pesados (entre el 20 y 25 %) merma la funcionalidad de la vía, su seguridad y calidad de servicio». Una situación «agravada por la escasa distancia entre enlaces consecutivos en la circunvalación, especialmente significativas entre la carretera de la Gombalda y el enlace con la A-3».

Los 22,5 kilómetros del proyecto de ampliación se han dividido en tres tramos. El primero abarca los 10,62 kilómetros desde la CV-32 (la carretera de Rafelbunyol a Museros) hasta el cruce con la CV-35 (la carretera a Llíria), en los que se habilitarán nuevos carriles con sus respectivos enlaces, con un coste de 101,82 millones de euros. El segundo subtramo es el más corto pero el más caro. Ampliar los 7,35 kilómetros que separan la CV-35 y la CV-370 (el eje del Túria que comunica Manises con Riba-roja y Vilamarxant) costará 142,42 millones de euros. Es el tramo más conflictivo porque atraviesa el término municipal de Paterna, donde los vecinos de la Canyada han conseguido paralizar los anteriores proyectos. El tercer subtramo abarca los 4,52 kilómetros desde la CV-370 hasta el cruce con la A-3 y tendrá un coste de 44,3 millones de euros.

Para el tramo central de la ampliación, el más delicado y polémico, los ingenieros desviaron los nuevos carriles al lado industrial para evitar la zona residencial de la Canyada. La declaración de impacto ambiental obliga a Fomento, además, a una especie de cuadratura del círculo: reducir el impacto de la nueva carretera tanto en la Canyada como en Fuente del Jarro. Según la declaración de impacto ambiental, los proyectos de construcción deberán «definir y planificar las obras para evitar una incidencia significativa de las obras en la actividad docente de los colegios en la Canyada, teniendo en cuenta los periodos lectivos». También estarán obligados a «reducir la ocupación y afección generada por la infraestructura a las instalaciones industriales del polígono Fuente del Jarro». Además, se sugiere la instalación de más pasarelas peatonales que permeabilicen la futura circunvalación ampliada y minimizar el impacto acústico.

Para hacerse una idea de la complejidad prevista en esta obra, sólo en los 7,5 kilómetros que separan la CV-35 y la carretera CV-370 o «eje del Turia» se prevén 38 estructuras como seis viaductos, dos pérgolas y diecinueve pasos superiores. Aunque se aprovechará la zona de 500 metros reservada para futuras ampliaciones cuando se construyó el bypass, la ampliación obligará a expropiar 737.458 m2 de terrenos en Paterna y Manises.

Oposición frontal de vecinos y empresarios de Paterna

La noticia de que el Gobierno central reactiva el proyecto para ampliar el bypass que afecta al término de Paterna cayó como un jarro de agua fría en el ayuntamiento. El alcalde socialista Juan Antonio Sagredo ha solicitado una reunión «urgente» en el Ministerio de Fomento para reiterar su «oposición frontal» a esa obra. «En Paterna nos oponemos a la obra del bypass, y así lo hemos manifestado las fuerzas políticas y los vecinos porque la ampliación de esta infraestructura va a perjudicar a la ciudad de Paterna, en términos de inundabilidad, bienestar e incluso empresarialmente». Desde la Junta de Barrio de la Canyada su presidente José Carot ve un «sinsentido» que el gobierno socialista de Pedro Sánchez siga adelante con aquel plan «ya que era una iniciativa de la etapa del PP que Zapatero paralizó por lo que no tiene sentido recuperar ahora el proyecto». Además, recuerda que el pleno de Paterna aprobó hace semanas un posicionamiento en contra de la ampliación del bypass por el impacto sonoro y de contaminación en la población. El empresariado local, a través de Asivalco rechaza el diseño del ministerio por las repercusiones negativas directas en el polígono Fuente del Jarro, como recuerda su gerente Joaquín Ballester: aumento de los problemas de inundabilidad e impacto acústico y obligación de derribar varias empresas.