Para Javier, vecino de Bonrepòs i Mirambell, estas serán unas Navidades agridulces, según confesaba a Levante-EMV este mediodía. La diosa Fortuna le ha sonreido con un premio de casi 80 millones de euros en la Primitiva, pero tiene demasiado reciente la muerte de su madre, enferma de cáncer. «Hace cuatro meses que nos dejó y, a pesar de lo que me ha tocado, estas Navidades han sido y serán muy jodidas porque para mí, mi madre era lo más grande». «Yo creo que allí donde esté, ella me ha ayudado, lo tengo clarísimo», reconoce.

«Aún estoy como en una nube, es mucho dinero para mí solo y voy a compartirlo entre la gente que quiero», asegura Javier, cliente habitual de la Administración número 1 de Loterías y Apuestas del Estado de Tavernes Blanques, regentada por Miguel Ángel Santana.

El afortunado, de 51 años, soltero y sin hijos, llevaba jugando los mismos números desde hace 30 años. «Siempre juego dos líneas y estos mismos números, que ya jugaban mis padres, pero estaba a punto de desistir este año, es algo impresionante», reconoce todavía desbordado por la infinidad de felicitaciones que está recibiendo a lo largo del día.

«Es una sensación muy rara, de no creertelo. Treinta años son muchos años esperando ese momento, qué siente una persona cuando te toca algo así. Es que son 80 millones de euros», repite una y otra vez tratando de asimilar el premio de 79.448.758,55 euros a un único acertante de categoría especial de la Lotería Primitiva del sorteo celebrado el jueves.

Javier, que regenta un negocio familiar en València afirma que «estos años han sido muy duros para el sector de la construcción» y que el dinero le va a servir para cerrar «una serie de hipotecas que tengo abiertas».

Eran las 9.40 horas cuando ha visto los números premiados yendo en coche de camino al trabajo. «No me ha hecho falta ver el boleto, me los sé de memoria, pero he parado el coche junto a la cooperativa para ver si lo llevaba encima», explica.

«Esto es una alegría y hay que vivirlo. Para mí esto es la felicidad», sostiene a la vez que recuerda que nada más ingresar el boleto en un banco esta misma mañana a repartido parte del premio entre sus dos hermanos. «Es lo que mi madre hubiera querido». De hecho, su hermano pequeño, era el encargado de echar las dos líneas de números que siempre jugaba cuando él no podía. «No le entendía lo que me decía cuando me ha llamado esta mañana», relata Iván, la primera persona a quien le dado el «notición». «Es una lástima que nuestra madre no esté aquí para compartirlo».

«Lo que me queda es que voy a poder ayudar a los demás», asegura a la que vez que confiesa: «Me merezco que me haya tocado por todo el sufrimiento que hemos pasado».