Algunos lo reconocieron al verle en las páginas de este periódico. No es de extrañar, sobre todo si se tiene en cuenta que Manolo es vecino de Marxalenes desde siempre, reparte los diarios de un quiosco por el barrio, recoge chatarra y, además hace favores. Pequeños gestos como ayudar con las bolsas de la compra o dejar pagado el café a quien le ayudó el día anterior. Sin embargo, lo que no sabían los vecinos de Marxalenes era su nombre (Manolo), su situación, su vida. Veinte años viviendo en una casa heredada, pero sin luz ni agua. Un ingreso diario de 3 euros al día, y no siempre, y una situación de desamparo total desde que fallecieron sus padres.

Manolo contó en Levante-EMV el periplo que había pasado para solicitar la Renta Valenciana de Inclusión, una ayuda que sustitiuye a la renta Garantizada de Ciudadanía con una amplitud de miras considerable al incluir, por primera vez, a las personas sin hogar o en situación irregular, reduciendo los requisitos para que puedan acceder más personas y ampliando las cuantías para garantizar «una vida digna». Pero esta ayuda no es accesible para quienes más la necesitan. La obligación de tener un número de cuenta banacaria a la hora de presentar la solicitud es el principal escollo, además de un sinfín de trabas burocráticas para quienes llevan años excluidos del sistema. Manolo pudo presentar la solicitud porque un vecino se sentó a su lado en un banco del barrio. En una parte, Manuel Iranzo, persona sin recursos. En el otro Juan Vicente Cosín, un vecino comprometido que decidió ayudar a Manolo a solicitar una ayuda a la que tiene derecho y que puede dar un giro a su vida.

Mano a mano, los dos vecinos contaron en este diario el via crucis vivido para presentar las ayudas. Y lo hicieron con la firme intención de «cambiar las cosas» porque «hay muchos Manolos y Manuelas» y «es un error de base que se necesite una cuenta bancaria para presentar la solicitud porque solo se necesita para poder cobrarla, y eso puede tramitarse unos días antes porque la Conselleria de Igualdad tiene 9 meses para resolver los expedientes y cuando se detecta un fallo hay que cambiarlo». Esa fue la intención de Cosín. Pero no ha habido reacción, declaración, ni cambio alguno en la conselleria que dirige Mónica Oltra.

Sin embargo, la historia de Manolo despertó la solidaridad de quienes lo ven cada día. Juan Vicente Cosín pertenece a la agrupación socialista València Nord y aprovechó uno de los encuentros navideños para sacar una hucha e iniciar una colecta. Con el dinero recaudado, los vecinos le compraron a Manolo productos de aseo personal, de limpieza, alimentos no perecederos y lujos inalacanzables para él como una paletilla de jamón y un lote de Navidad «que para algo son fiestas y deben ser para todos». Eso sí, si hubo algo que agradeció Manolo fue recibir todo quello que un hombre necesita para afeitarse. Parece otro. Pero no por su presencia física, que también. Se ha sentido querido y arropado. Y eso son palabras mayores.

Pero tener la despensa llena no le garantiza a Manolo un futuro. La Renta Valenciana de Inclusión, sí. Por ello, Cosín reservó dinero de la colecta para abrir una cuenta del banco. No ha sido fácil. Tras visitar varias sucursales lo ha conseguido en una con los menores gastos posibles y el ingreso de 40 euros. «No se trata de solucionar la vida de nadie a golpe de denuncia, ni con la solidaridad de los vecinos que es algo que siempre es de agradecer. Se trata de cambiar las cosas que están mal. ¿Qué le pasa a esta Administración? Nosotros podemos ayudar a Manolo y lo hemos hecho, pero la conselleria debe cumplir su parte. Debe cumplir lo que promete. Y si se detectan fallos, solucionarlos. Y si se publicita una ayuda, hay que cumplir. Orgullo tengo por los compañeros y vecinos que han ayudado a Manolo. Vergüenza me da un sistema que no cumple y no rectifica», explica Cosín.

Y recalca uno de los puntos por los que la Renta Valenciana de Inclusión puede suponer un cambio en la vida de cualquier persona en exclusión social: «La ayuda que ha pedido Manolo implica que se compromete a realizar un itinerario para lograr su reinserción, no es solo recibir dinero y ya. Implica dejar de vagar por doquier porque cada mañana tendrá un destino al que acudir».