«O nosotros o la extrema derecha». Es el mensaje (en extracto) que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, dejó ayer a los diputados de su partido en su primera reunión ante el año de las elecciones autonómicas. Donde dice nosotros, léase el Consell del Botànic.

El líder del PSPV repitió la idea a los periodistas de una manera menos directa después: «La alternativa a este gobierno es una gobernanza vinculada a la extrema derecha».

Solo la convocatoria a primera hora de la mañana en el día después de las vacaciones navideñas ya era una manera de trasladar a los parlamentarios de que no hay tiempo que perder en un año clave, en el que se dirime el mando de la Generalitat.

La confianza en una nueva victoria del bloque de izquierdas que existía ha saltado por los aires tras las elecciones andaluzas y Puig quiere a los suyos activos desde el minuto uno para movilizar a la ciudadanía progresista.

El mensaje es directo: si no van a votar, la alternativa es una alianza donde estará la ultraderecha, porque la experiencia andaluza enseña que el PP no tiene reparos en pactar con Vox e incluso ha iniciado una estrategia de apropiación de parte de su discurso.

No basta con ir a las agrupaciones socialistas, hay que llegar a la gente de la calle. Es el cometido que Puig dejó a sus diputados: tienen que trasladar los logros del Botànic con datos concretos; los eslóganes no son suficientes, hay que hacer pedagogía sobre los efectos reales del «cambio».

Un cordón sobre Ciudadanos

Las secuelas de los pactos en Andalucía alcanzan asimismo al futuro próximo valenciano. Puig trazó ayer un cordón sanitario alrededor de Ciudadanos si acaba llegando a acuerdos con Vox en Andalucía. De cara a pactos tras los comicios autonómicos del 26 de mayo, la prioridad, dijo, es reeditar el Botànic, pero sin cerrar todas las puertas. Al final, los resultados serán los que diseñen posibles sendas de futuro. «Me gustaría una vertiente más liberal de Cs -aseveró-. Y si acuerda con la extrema derecha es muy difícil entenderse».

No es una opción extraña. El PSPV ya tanteó la opción de un acuerdo con el partido de Albert Rivera tras las últimas autonómicas, después de un bloqueo de las negociaciones con Compromís y Podemos, que finalmente acabaron fructificando.

El secretario general de los socialistas marcó distancias, no obstante, con la situación en Andalucía. «Aquí no hay pulsión de cambio», dijo tras el encuentro con el grupo parlamentario. «El cambio es el gobierno actual», remarcó.

Puig quitó relevancia, por otra parte, a la última encuesta del CIS que dejaba al PSOE en cuarto lugar si hubieran hoy elecciones al Gobierno de España. Destacóque se trata solo de 300 entrevistas.

Sobre las banderas, tras la frase de Felipe VI en la Pascua Militar, dijo que no sirven para nada si no unen. «La que más me gusta es la de la igualdad», sentenció.