Hay veces que lo urgente se pone por delante de lo importante. Otras, las que menos, en las que lo urgente va de la mano de lo importante y se aborda el problema desde su origen. Así ha sido en la última gran decisión de calado en el seno de la Unión Europea. El Parlamento Europeo y el Consejo han alcanzado un acuerdo político provisional sobre las nuevas y ambiciosas medidas propuestas por la Comisión para hacer frente a los residuos marinos en su origen, concretamente a los diez productos de plástico más frecuentemente encontrados en nuestras playas y en los artes de pesca abandonados. Mediante diferentes herramientas, entre las que se encuentra una Directiva, el paquete de economía circular y una estrategia, la UE quiere atajar este problema creciente. Y para la prohibición de los plásticos de un solo uso ya hay fecha: el año 2021.

En la consulta pública celebrada entre diciembre de 2017 y febrero de 2018, el 95 % de los consultados se mostró de acuerdo en que actuar para hacer frente a los plásticos de un solo uso era necesario y urgente, y el 79 % consideró que esas medidas, para que fueran eficaces, habían de adoptarse a escala europea. La respuesta del 70 % de los fabricantes y del 80 % de las marcas coincidió en la necesidad y urgencia de la actuación. El 72 % afirmó haber reducido el uso de bolsas de plástico, el 38 % de los cuales durante el año anterior.

El acuerdo europeo se basa en la propuesta sobre plásticos de un solo uso presentada en mayo por la Comisión como parte de la primera estrategia global para el plástico, adoptada a principios de este año, para proteger a los ciudadanos y el medio ambiente frente a la contaminación por plásticos y fomentar, al mismo tiempo, el crecimiento y la innovación. Las nuevas normas contribuyen a un esfuerzo renovado para convertir a Europa en una economía más sostenible y circular, como se refleja en el plan de acción para la economía circular adoptado en diciembre de 2015, que situará a las empresas y consumidores europeos como líderes mundiales en la producción y el uso de alternativas sostenibles que eviten la contaminación marina y la contaminación de los océanos, atajando así un problema de dimensiones globales.

«Nos felicitamos por el ambicioso acuerdo alcanzado sobre la propuesta de la Comisión de reducir los plásticos de un solo uso que contribuye a proteger a nuestros ciudadanos y al planeta. Los europeos somos conscientes de que los residuos plásticos son un problema enorme, y la UE en su conjunto ha mostrado su clara determinación de hacerle frente, por lo que se ha convertido en líder mundial en la lucha contra los residuos plásticos en el mar», reaccionó el vicepresidente primero de la Comisión, Frans Timmermans, responsable del desarrollo sostenible.

La cantidad de residuos de plásticos en los océanos y mares no para de aumentar y, por esa razón, la Comisión Europea propone nuevas normas a nivel de la UE para los diez productos de plástico de un solo uso que se encuentran con más frecuencia en las playas y mares de Europa, así como para los artes de pesca perdidos y abandonados. Juntos, esos productos representan el 70 % de todos los residuos marinos. En consecuencia, se prohibirá la comercialización de productos de plástico de un solo uso para los cuales haya alternativas asequibles. En el caso de los productos para los que no haya alternativas fácilmente disponibles, el objetivo será limitar su uso imponiendo un objetivo de reducción del consumo a nivel nacional; aplicar requisitos de diseño y etiquetado e imponer obligaciones de gestión y limpieza de residuos a los productores. La nueva normativa situará a Europa en la delantera en una cuestión con implicaciones mundiales.

En poco más de dos años, se van a prohibir vajillas, pajitas, embalajes y demás, todo de un solo uso, que estén fabricados con plástico. Después de su votación definitiva este enero, los Estados miembros tendrán que trasponer la Directiva que supondrá un punto de inflexión a nivel mundial. La Directiva se basa en las normas existentes y sirve de complemento a otras medidas adoptadas contra la contaminación marina, como las establecidas en la Directiva sobre instalaciones portuarias receptoras y las restricciones propuestas en relación con los microplásticos y los plásticos oxodegradables. La Directiva propuesta aportará beneficios tanto ambientales como económicos. Las nuevas medidas evitarán, entre otros aspectos, la emisión de 3,4 millones de toneladas equivalentes de CO2 además de daños ambientales que podrían superar los 22.000 millones de euros de aquí a 2030. Hay previsto, además, poder ahorrar a los consumidores hasta 6.500 millones de euros hasta ese año.

«En la situación actual podemos traer el pescado a casa en una bolsa de plástico, y al año siguiente volver a encontrar esa bolsa en casa dentro de un pescado. Por ello tenemos que trabajar con decisión y rapidez. Me alegra que con el acuerdo alcanzado entre el Parlamento y el Consejo, hemos hecho un gran esfuerzo para reducir la cantidad de productos de plástico de un solo uso en nuestra economía, en nuestros océanos y, en última instancia, en nuestros cuerpos», explica Karmenu Vella, comisario de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca.