El Ayuntamiento de València retrasa la solución para Rosario Planas al enredarse en trámites burocráticos. Continúa Rosario, pues, sin tener acceso a una vivienda social, tras denunciar su caso Levante-EMV.

Ha tenido que ser la iniciativa privada la que supla a la Administración y por primera vez desde hace dos meses, ella y su hijo han dormido en una cama, con su colchón y su somier. Con calefacción y sábanas recién puestas. En un espacio amplio, con baño propio y ducha... y sin el temor de ser descubiertos.

Rosario dormía en un trastero alquilado por 50 euros, tras ser desahuciada del piso en el que vivía por no poder pagar el alquiler. Ahora está en un hostal gracias a la solidaridad de los estibadores del Puerto, de la empresa de frutas San Lucar y del propio hostal. ¿Y el ayuntamiento? ¿Hay alguna vivienda provisional para Rosario hasta que la definitiva que tiene la conselleria esté disponible?

Desde la Concejalía de Vivienda aseguran que la gestión de las viviendas sociales no depende de ellos. Afirman que el ayuntamiento dispone en la actualidad de 703 viviendas utilizadas y 320 en proceso de rehabilitación, pero generará 343 nuevas viviendas para alquiler asequible en los próximos tres años.

Sin embargo, una vez puestas a disposición de los más vulnerables, ¿quién las adjudica? Vivienda asegura que Servicios Sociales y Servicios Sociales dice que Vivienda. Mientras tanto, Rosario no está en la calle gracias a la solidaridad de terceros. Y por un mes.

Desde la Concejalía de Vivienda, que dirige María Oliver (València en Comú), se afirma que «nuestro grupo municipal ha defendido en la negociación presupuestaria una mayor dotación para hacer frente a la emergencia habitacional. Aunque se ha incrementado y AUMSA, la empresa de vivienda, va a empezar a construir vivienda de alquiler asequible, creemos que el ayuntamiento debería priorizar todavía más la vivienda social ante el escenario de emergencia provocado por la burbuja del alquiler. Los ayuntamientos por sí solos no pueden hacer frente a esta emergencia habitacional. Necesitan la colaboración del Gobierno central y de la Generalitat».

Desde la Concejalía de Servicios Sociales, que dirige Consol Castillo (Compromís), aseguran que la previsión es explicarle a Rosario que «Servicios Sociales puede dar una ayuda de emergencia como las que concede a todas las personas que lo necesitan. Para ello tiene que acudir a la reunión o, en caso de no hacerlo como ayer (el lunes), identificarse y explicar que viene hoy (por ayer) por ese motivo».

Y es que la comunicación entre los Servicios Sociales de Orriols y Rosario Planas ha vuelto a fallar. Los Servicios Sociales esperaban que ella se identificara en Tabacalera, pero solo pidió el informe que le dijeron que debía recoger. Lo pidió, se lo dieron y se marchó. No hubo reunión, pero esta sigue pendiente.

El desahucio llegó en octubre

Rosario se rompió el tobillo hace dos años y dejó de tener ingresos. El desahucio llegó en octubre. Tras habitar en el comedor de unos amigos de su hija decidió alquilar un trastero con su hijo (con una discapacidad del 33 % por enfermedad mental) para vivir allí. Para sobrevivir. Rosario contó su situación en las páginas de este periódico y el revuelo mediático fue inmediato.

Rosario explicó que Servicios Sociales «no la había ayudado» y que tenía pendiente que el ayuntamiento le entregara un informe sobre la situación de exclusión social que tiene para poder tramitar con un banco un alquiler social. El mismo día de la publicación del reportaje, a primera hora de la mañana, la trabajadora social que la atiende le comunicó que fuera al edificio municipal de Tabacalera a recoger el informe en cuestión (desde el ayuntamiento aseguraron que la dirección que puso Rosario estaba mal y por eso fue devuelto en dos ocasiones) y a escuchar la ayuda que le iba a dar el consistorio, además de asesoramiento jurídico.

Solidaridad vecinal

Rosario no acudió a la cita. No fue a Tabacalera y decidió contar su caso a los medios de comunicación. Pedir ayuda. Contar su historia. La dueña del trastero la llamó a las 16 horas y le dijo que recogiera sus cosas y saliera de allí. Rosario no tenía adónde ir. Y una vez más, la solidaridad vecinal hizo las veces de los servicios sociales.

Rosario come cada día en el comedor social El Puchero, de Orriols, una entidad financiada por la Coordinadora Solidaria de la Estiba del Puerto de València y la empresa de frutas SanLucar, y desde allí se ofrecieron a pagarle un hostal. Desde el lunes, Rosario y su hijo duermen en el hostal Casual Valencia de las Civilizaciones donde tiene asegurado un mes. Dos semanas corren a cargo del hostal, una la pagarán los estibadores y al otra la empresa de frutas. El ayuntamiento no tiene viviendas sociales disponibles pero sí entrega ayudas de emergencia.

Rosario acudió ayer a Tabacalera a recoger el informe que le habían dicho. Fue, lo pidió, se lo entregaron y se marchó. Sin embargo, desde el ayuntamiento aseguraron que la previsión era explicarle que sí tiene derecho a cobrar una ayuda de emergencia. Ella, sin embargo, solo pide un techo, una vivienda. Y agradece a los vecinos la ayuda recibida.