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Colas de 11 horas para casarse en 2020

Una veintena de personas aguarda desde primera hora de la mañana para coger fecha de boda en Santa María para el año que viene

Colas de 11 horas para casarse en 2020

La basílica de Santa María es, sin duda, el templo más cotizado a la hora de celebrar bodas de carácter religioso. Por eso, un año más, ayer se registraron largas colas desde las siete de la madrugada ante las oficinas de la basílica para conseguir fecha. La segunda persona en llegar lo hacía a las ocho de la mañana y, pese a que hasta las 18 horas no se abría la oficina para reservar el día y la hora deseada, fueron muchos los que fueron sumándose a esta larga cola a lo largo de la mañana. Para que no estuvieran en la calle, el párroco abrió el vestíbulo de las oficinas para que los interesados se resguardaron del frío. Once horas de cola hizo la primera persona en llegar, Olga, quien no dudó incluso de publicar en Youtube el tramo final desde su casa hasta las puertas de las oficina, para registrar la hazaña y comprobar, en directo, que era la primera en llegar.

La imagen se repite cada año. Son muchos los que eligen la basílica como «escenario perfecto para conmemorar el día más feliz de nuestra vida», aseguraba ayer una de las parejas que llevaba varias horas esperando a la apertura de las oficinas. La pregunta más temida que hacían los que llegaban a la cola al resto de usuarios fue la de «¿qué fecha quieres?», a la que habitualmente seguía un suspiro al comprobar que no coincidía con ninguno de los presentes. Solo hubo un pequeño momento de tensión, cuando dos parejas coincidieron en el día, aunque rápidamente pudieron respirar tranquilos al comprobar que unos querían el enlace por la mañana y los otros por la tarde.

El mes más demandado fue septiembre, porque «no hace el intenso calor del verano, ni el frío del otoño», explicaba ayer otro usuario. De hecho, el 5 de septiembre de 2020 fue la primera fecha en celebrarse, seguida del 29 de ese mismo mes. La tradición familiar, el hecho de que padres, hermanos y otros familiares se hayan casado en la basílica, y la ilusión por inmortalizar el enlace en el templo más icónico de la ciudad son las principales razones que impulsaron a las parejas a aguantar la espera, con ayuda de familiares o amigos que hacían turnos de relevo para que pudieran ir a desayunar, comer o atender sus necesidades fisiológicas.

«Ha habido muy buen ambiente, nos hemos hecho hasta amigas y hemos creado un grupo de Whatsapp con todos los que hemos venido esta mañana», contaban las dos primeras integrantes de la cola. Una ilusión compartida, la del enlace, que se sumó a los nervios, las ganas y los preparativos de la que, desde ayer, es ya la fecha oficial para celebrar una veintena de matrimonios en la ciudad. ¡Que vivan los novios!

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