El «amiguito del alma» de Francisco Camps en las navidades de 2008, Álvaro Pérez 'El Bigotes' pasó ayer a ser, oficialmente, el enemigo del alma. El Bigotes tiró ayer de la manta ante el titular del Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional, José de la Mata, a quien admitió haber recibido trato de favor por parte de la Generalitat desde 2004 a 2009. Un idilio comercial que finalizó cuando estalló el Caso Gürtel. «Camps era quien decidía las adjudicaciones. En València no se movía un euro sin que lo autorizara Camps», declaró ayer Pérez , según confirman a Levante-EMV fuentes conocedoras de su declaración, que se prolongó durante tres horas.

Según El Bigotes, esta unión temporal de intereses comenzó con actos del PP y su candidato a la Generalitat, Francisco Camps, bautizados como «Parlem» (en los que se innovaba con un escenario al estilo americano en el que se arropar al orador con los asistentes). A partir de esos primeros eventos comenzó a generarse una deuda entre el PP y las empresas de la trama Gürtel que se irían compensando en años posteriores con adjudicaciones públicas.

Y las primeras que logró la mercantil Orange Market (creada el 24 de julio de 2003) fueron de la mano del conseller de Relaciones Institucionales desde agosto de 2004 a junio de 2006, Esteban González Pons, quien según El Bigotes fue el primero que «le dió» uno de los contratos a dedo que logró: la elaboración de la Guía de la Comunicación en formato papel pero también digital, que se entregó en «un dispositivo de memoria electrónica tipo pen drive» que se entregó como regalo del Consell en las Navidades de 2004. Un total de seis empresas del Grupo Correa participaron en este contrato de 88.975,5 euros que se fraccionó en ocho facturas menores a 12.020,24 euros (el límite legal de entonces para un contrato menor), para evitar salir a concurso. Toda la operación fue coordinada por Dora Ibars, directora general de Promoción Institucional, según el auto de apertura de juicio oral de esta causa, reabierta a petición de la Fiscalía Anticorrupción para poder investigar la presunta participación de Camps en estos hechos.

Según la versión de El Bigotes, González Pons también facilitó la adjudicación a Orange Market de un vídeo de sensibilización ambiental, en la que tres empresas del Grupo Correa participaron en este concurso paripé. A cambio de estas primeras contrataciones, la sucursal valenciana de la trama Gürtel tuvo que contratar a Ignacio Blanch como gerente, por su estrecha amistad «con Camps y González Pons». Blanch inclusó «volvió a Presidencia de la Generalitat, pero su salario siguió pagándolo Orange Market», según Pérez . Fue el inicio de la fructífera relació comercial entre Orange Market, los dirigentes populares y la Generalitat, afianzada por la estrecha relación entre El Bigotes y Camps, apuntalada ayer «de forma convincente» ante el juez con detalles sobre «los restaurantes, hoteles y lugares» donde se reunían. «Camps me dijo vestido de chándal que me adjudicarían el Open de Tenis durante un partido de pádel en el Club de Tenis València», declaró ayer Pérez . La Gürtel organizó cuatro ediciones del Open de Tenis (2005 a 2008), aunque a partir de la primera edición «tuve que partirme los contratos con el tenista Juan Carlos Ferrero y David Serrahima», según declaró ayer El Bigotes, quien también extendió el poder decisorio de las adjudicaciones fraudulentas a los vicepresidentes Vicente Rambla, Juan Cotino y Gerardo Camps.

Conocer de antemano

Por último, respecto a Fitur 2009 Álvaro Pérez declaró que la Gürtel accedió a los pliegos «antes del concurso, era la mecánica habitual». Incluso se les pasó el plazo para presentar la documentación «y la enviamos desde un ayuntamiento con la fecha correcta» para que no fuera rechazada. Unas declaraciones que podrían llevar a la Fiscalía y al juez a considerar un «delito continuado» este trato de favor, lo que elevaría a quince años la prescripción de los delitos que se podrían imputar a Camps. Por el contrario, otras fuentes consideran «poco creíble» la declaración de El Bigotes por sus contínuos cambios de versión.