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Necrológica

Manuel Casanova Safont: El hombre que amaba el mar

Fue presidente del Club Naútico durante 25 años y consiguió traer a València la Copa del América

Manuel Casanova Safont: El hombre que amaba el mar

Manuel Casanova Safont cruzó la vida hacia la otra orilla y como escribió Espronceda: «Viento en popa a toda vela, /no corta el mar, sino vuela/un velero bergantín. /La luna en el mar riela, /en la lona gime el viento/y alza en blando movimiento/olas de plata y azul. Y así le imagino, dormido y como dice el poeta: /sosegado/arrullado/por el mar».

Su apasionamiento hacia todo lo que amaba y realizaba era casi legendario; expresaba sus ideas y los problemas de la vida con la seguridad del que tiene una claridad meridiana.

Amaba su ciudad: «La gente descubre esa joya escondida en España que es València», solía decir emocionado.

Enamorado del mar, fue presidente del Club Náutico durante 25 años. El club crecía y crecía llegando a más de 6.000 asociados con una sociedad muy integrada y con gente joven que se entusiasmó por el deporte de la vela.

Durante su etapa al frente de la entidad supo afrontar, como si de un gran buque de vela se tratara, el traslado del antiguo Club Náutico situado en el interior del puerto a la desembocadura del nuevo cauce del Turia.

En el 2006 le fue otorgado el Premi Vinatea individual. Estaba orgulloso de no haber hecho nada especial para merecerlo, lo atribuía al mérito de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno y al conocimiento del mundo de las regatas, pero sobre todo a su profundo sentimiento de ser valenciano.

Ese sentimiento lo volcó en la iniciativa de conseguir para València la Copa del América y para ello supo jugar con la información, la influencia y la inteligencia porque todo no era solamente dinero. Existía en él la profunda creencia y la ilusión de que su ciudad contara internacionalmente y nunca se quedara atrás.

Supo ganarse la confianza del famoso magnate italiano Ernesto Bertarelli porque como buen descendiente de fenicios supo negociar.

Estaba orgulloso de su carrera de Derecho que cursó en Deusto y ejerció en València. Fue abogado de varias empresas y entidades bancarias.

Poseía una asombrosa capacidad de trabajo y decisión para acometer la solución de cualquier problema. Su naturalidad y simpatía abrían puertas. No tenía doblez y tampoco tenía filtro y lanzaba cosas inesperadas con su irónico humor valenciano.

Perteneció a una familia conservadora y tradicional, y sin embargo aceptaba los cambios propios de la época que llevaban a una sociedad hacia un futuro más avanzado. Era consciente de que en cuestiones sociales el mundo avanzaba también; se detenía ante esos cambios que transformaban la sociedad y prudentemente los matizaba.

Estaba casado con Merche Llorens. Juntos tuvieron siete hijos y diecisiete nietos. Se definía más como Pater de familia que como Padrino; cuidaba de cada uno de ellos y también él se sentía arropado por sus hijos.

Aunque aceptaba diferencias de criterios, en temas poco importantes, coincidían en los fundamentales como el orden, la solidaridad?

Profundamente creyente, para él la religión más que un refugio era un sentimiento interno. El triunfo de la Copa América lo celebró dando gracias a ese Dios en el que confiaba.

La desaparición de una persona querida se convierte en un ser grabado en la memoria íntima, porque todo vínculo es quizá una tensión, más allá de la muerte, que nunca será cancelado.

Manuel Casanova Safont se ha ido rodeado de toda esa gran familia a la que tanto amaba y a la que se entregó tal cual él era. En su adiós le han acompañado treinta y dos allegados, con sus pensamientos y sentimientos propios. En esa frontera, se establece al mismo tiempo un impenetrable mutismo y el elocuente eco de la vida recién extinguida.

El viento suena en esta noche fría, inquieta. Pero el velero «Burló» no naufragará y Manel cruzará los infinitos mares hacia el más allá.

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