«Súmate a la corriente Yo elijo, demuestra que es el momento de defender la educación en libertad». Este es el lema de la campaña con la que la plataforma por la libertad de enseñanza que lidera el arzobispo de València, el cardenal Antonio Cañizares, quiere movilizar a las 150.000 familias de 730 colegios concertados de la Comunitat Valenciana. Esta iniciativa, que incluye recogida de firmas a las puertas de los colegios, se prolongará durante tres meses hasta que en abril arranque el proceso de admisión de alumnos para el próximo curso.

«Digámoslo claro, tanto a nivel nacional como autonómico, la libertad de enseñanza está amenazada por leyes o disposiciones que la coartan, como la exclusión de las universidades privadas de las de becas, los obstáculos a la enseñanza de la religión y los recortes a los centros concertados», denuncia Cañizares.

El arzobispo, además subraya que la Ley 23/2018 de igualdad de las personas LGTBI que aprobó las Corts el 20 de noviembre «es una ley liberticida, de corte estalinista que impone dictatorialmente la ideología de género a los centros escolares y las familias». «La amenaza más grande para la Humanidad es la enseñanza de la ideología de género», alerta.

Por todo ello, el purpurado, incide en que «es necesario reaccionar» con campañas como la presentada ayer que «defienden sobre todo y ante todo la libertad, pues no queremos ser esclavos como en Venezuela». Cañizares insiste en que la Iglesia tiene que respaldar campañas como Yo elijo porque «defiende las libertades básicas». Y entre esos derechos fundamentales, continúa el arzobispo, está «el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones morales y religiosas». «La libertad de enseñanza es una garantía de una sociedad libre», dice.

El portavoz de la campaña yo elijo y presidente de la Federación de Asociaciones Católicas de Padres de Alumnos de València (Fcapa), Vicente Morro, explica que los padres «han podido elegir el hospital donde nacen sus hijos, la ropa que visten, la comida... pero cuando cumplen tres años no pueden llevarlo al colegio que quieren». «Dentro de unas semanas -prosigue- va a empezar el proceso de admisión del alumnado para el próximo curso y las familias se van a encontrar con ese muro». «Un muro que cada vez es más alto, pues quieren eliminar la demanda social a la hora de concertar aulas e incluso obligarte a que lleves a tus hijos al colegio de la esquina de tu casa, te guste o no», dice Morro en relación a la zonificación escolar que reinstauró el Consell del Botànic tras eliminar el distrito único introducido por la Generalitat del PP.

Para que la libertad sea efectiva, añade, la enseñanza concertada y pública «deben ser complementarias, y no la concertada subsidiaria de la pública», apunta en relación al decreto de conciertos de Bachillerato del Botànic, que se basa en que esta etapa no obligatoria se concierte allí donde no exista oferta pública, algo que no acepta el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la C. Valenciana, que ha ordenado la reversión cautelar de la practica totalidad de las 27 líneas a las que se les retiró el concierto.

Respecto a la irrupción de Yo elijo a cuatro meses de las elecciones autonómicas, Morro defiende que esta iniciativa «no está vinculada con la campaña electoral, sino con que la gente no puede elegir el modelo de enseñanza que quiere».

En la admisión de alumnos de este curso, según datos de la conselleria, concurrieron 39.017 niños de tres años, 13.280 de ellos pidieron entrar en un colegio concertado, el 34 %. De los 13.280 niños cuyas familias querían el modelo de enseñanza concertada, lo consiguieron 11.873, casi nueve de cada diez (89,4 %). De estos 11.873, el 91,3 % (10.838) entró en la escuela que quería como primera opción.