El cambio climático será uno de los factores fundamentales que condicionarán el cambio de modelo económico en la Comunitat Valenciana en los próximos años. Así lo reflejó ayer el doctor en Geografía por la Universidad de Alicante, Jorge Olcina, en el segundo de los debates organizados por la Universitat de València con motivo de la publicación de la obra La sociedad valenciana en transformación (1975-2005).

Ya son 0,8 grados los que ha subido la temperatura del planeta desde hace 50 años. Y ya son numerosos los fenómenos que ha provocado el cambio climático, que se acentuarán en los próximos años y que, por supuesto, también afectan al territorio valenciano. «Es un proceso que, con los datos que ya se pueden conseguir, no se puede negar», reafirmó Olcina. Y ese cambio climático ya se ha hecho notar en el litoral mediterráneo hasta tal punto que con las actuales tendencias la Comunitat Valenciana perderá a finales de este siglo esa excelencia climática que la convirtió en un enclave idóneo para desarrollar una agricultura y una actividad turística pujantes.

Olcina incidió en que ya hay «tres evidencias comprobables» de esos cambios en el clima de la Comunitat Valenciana. En primer lugar, se ha producido un cambio en la estacionalidad de las lluvias. Se han reducido en primavera y han aumentado en otoño. Esta situación influirá en el almacenamiento del agua, ya que el descenso de las precipitaciones primaverales mermará los recursos hídricos que se necesitan en plena época estival tanto para la agricultura como para la temporada alta turística. Además, la Comunitat Valenciana es la región española junto a Murcia donde más han aumentado los días secos consecutivos.

Por otra parte, las lluvias se producen cada vez con una mayor intensidad por culpa del aumento de las temperaturas, lo que hará necesario remodelar la planificación urbana para evitar inundaciones y canalizar esas aguas. A todo ello hay que sumar que se han modificado por completo los calendarios de riesgos. La gota fría dejará de ser cosa de octubre y se registrarán fenómenos atmosféricos extremos en otros meses, lo que obligará a imprimir una planificación territorial sostenible -a diferencia de la llevada por el boom de la construcción- y a nuevas formas de gestión de las emergencias.

Con estos condicionantes, Olcina entiende que el cambio climático «modificará el modelo económico valenciano». Así, por ejemplo, en materia de gestión de recursos hídricos señala que «el paradigma tradicional se ha acabado». «Ya no se pueden hacer grandes trasvases, porque si hay sequía en la cabecera del Tajo, por más que queramos, no habrá agua», avisó. «La agricultura deberá funcionar con otros parámetros porque no habrá agua para todos», incidió.

Ante todo ello, Olcina apuntó como aspectos claves de cara al futuro próximo la necesidad de hacer cambios en el sistema energético, realizar mejoras en los diseños de los edificios y las ciudades, la adaptación a los cambios en la producción agraria o conseguir una mayor eficiencia en la distribución el agua urbana. Lo que sí que se podrá prolongar será la temporada alta de la actividad turística, que abarcará un mayor período de tiempo.