La temporada de caza toca a su fin en territorio valenciano con varios frentes abiertos, y no menores. Han aflorado con inusitada fuerza las posturas antagónicas que defienden cazadores y grupos ecologistas, con el telón de fondo de los próximos comicios electorales. La Federación de Caza de la Comunitat Valenciana ha anunciado que va a movilizar a sus 40.000 federados de cara al 26M para que voten a aquellos partidos que defiendan la actividad cinegética. En el extremo opuesto, Acció Ecologista Agró ha salido a reprochar a la Conselleria de Medio Ambiente su permisividad con los cazadores. Le exigen a su responsable, Elena Cebrián, que cumpla con la resolución de la fiscalía y suspenda de forma «inmediata» la caza en los 157 cotos privados de la provincia de València que no disponen del obligatorio Plan Técnico de Ordenación Cinegética, tras una denuncia del sindicato CGT.

En ese fuego cruzado anda el departamento de Cebrián, que alega falta de técnicos para revisar esos planes a los que obliga la Ley de Caza, aunque ya se ha puesto a ello en los que afectan a parques naturales. «Se está cediendo de forma vergonzosa a los intereses de los cazadores frente al interés general», insisten CGT y Acció, incidiendo en que la conselleria «tiene de su parte a la fiscalía y aún así retrasa la suspensión hasta el momento en que ya no tenga efecto».

Ese descontento en bandos tan dispares ha emergido en un año donde paradójicamente han salido adelante en las Corts Valencianes una serie de modificaciones a la Ley de Caza de 2004, atendiendo a reclamaciones históricas de los cazadores. Entre las más importantes, y que entraron en vigor en enero, destacan el fin de la prohibición de caza en cebaderos para aves migratorias como la torcaz, la eliminación de la distancia obligatoria de 50 metros a cebadero en las esperas de jabalí, así como la desaparición de la obligación de aprobar una orden de vedas anual, pudiendo dictarse una de carácter indefinido.

Puntos todos ellos fuertemente contestados por agentes medioambientales, ecologistas y animalistas, o asociaciones como Adhif (en Defensa de los Herbívoros en Incendios Forestales), que hablan incluso de «cadalso cinegético». No salió adelante, sin embargo, la propuesta para introducir un perro potencialmente peligroso en realas de diez canes para la caza del jabalí. Contrariedad que achacaron a la presión sobre la consellera. «Solo queríamos al dogo argentino como apoyo del xarnego valencià», defendía Raúl Esteban, presidente de la Federación de Caza de la Comunitat Valenciana.

Cebrián recordaba ayer el esfuerzo realizado por su conselleria para agilizar esa adaptación de la Ley de Caza, aunque evitaba pronunciarse sobre la iniciativa de Esteban de impulsar mociones en defensa de la caza en los ayuntamientos.«No conozco el texto», señalaba, para apuntar: «Hemos trabajado con el colectivo de la caza para facilitar muchos trámites», al tiempo que incidía en el arraigo que tiene en el medio rural, aunque recordando también lo «diverso» que es. Esteban, sin embargo, deja claro que en el 26M los cazadores van a ir «todos a una».