¿Es la política europea de inmigración un fiasco? Ni eso, dice Jordi Sebastià, que fue diputado en Bruselas por Compromís hasta la mitad de legislatura y luego cedió el puesto al representante de Equo para pasar a ser asistente. «La UE no tiene política migratoria. Los estados miembros impiden una política coordinada. Europa es club de estados y cuando estos no quieren, la UE no avanza», explica.

Inmaculada Rodríguez-Piñero (PSPV) coincide en la carencia de una política europea, cuyo resultado son imágenes que dañan el proyecto común y cocinan un caldo de cultivo para los partidos xenófobos.

La economista exhibe los datos de 2018 durante el debate para intentar desmontar que se trate de un problema real. Entraron en la zona común 144.166 extranjeros en situación irregular, un 30 % menos que en 2017. Si se tiene en cuenta que en el continente viven 500 millones de personas, «¿puede alguien pensar que con una política de acogida ordenada Europa no puede atenderlos?», se pregunta.

Los datos de España que también aporta la diputada revelan un incremento en el flujo de inmigrantes (hasta un total de 65.325 en 2018) que continúa este año, como precisa González Pons. No obstante, y considerando el aumento, siguen siendo «pocos» entre una población total de 47 millones, apostilla Rodríguez-Piñero. Su conclusión es que «hace falta voluntad política y unidad de todos».

El portavoz del PP en el Parlamento Europeo es contundente al analizar el asunto. «Es la gran política de nuestro tiempo. El futuro nos juzgará por cómo hayamos sido capaces de afrontar la recepción de movimientos migratorios. Debemos huir de las políticas racistas y xenófobas y de las de puertas abiertas. Ni vienen a robar ni caben todos».

Pero el debate da lugar también a la discrepancia. Sebastià y Carolina Punset critican el «acuerdo de la vergüenza» con Turquía para frenar la entrada por Grecia. González Pons contesta que lo firmó el Gobierno de Syriza, amigo de Podemos, y el político de Compromís responde que tiene nulo apego a quien pactó con la extrema derecha y no tiene ninguna mujer en su ejecutivo.

Punset invita a «rebajar la psicosis de la gente», que hace que los eurobarómetros indiquen que la preocupación por la inmigración aumenta «injustificadamente», mientras las cifras dicen que el problema se ha reducido.

Alba Quesada (EU) subraya la preocupación de la izquierda por «la involución de los derechos de los inmigrantes» con políticas de concertinas y deportaciones.

Piñero concluye con el recuerdo de la acogida del Aquarius en la C. Valenciana. «Un ejemplo», dice. «No debería ser aislado», señala Sebastià. Y Pons pregunta por qué no se ha repetido. «Porque produjo un efecto llamada», se contesta.