Más de la mitad de la personas atendidas por Cruz Roja, la mayoría de ellas con ingresos inferiores a 500 euros, admite que come menos de lo que debiera y el 87 % necesita hacer cambios en su dieta para que sea saludable. Esta es una de las conclusiones del primer estudio del Observatorio de la Vulnerabilidad Social de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, en el que se analiza el acceso de la población vulnerable a la alimentación saludable y que ha sido presentado este miércoles en València.

El informe señala que en estos colectivos la alimentación es la cuarta prioridad del gasto, por detrás del pago de la vivienda, la luz y el agua, y destaca que casi la mitad de los hogares (49 %) manifiesta que al menos una persona padece una enfermedad crónica, especialmente diabetes e hipertensión. El trabajo, en el que ha colaborado la Universitat de València, afirma que a menores recursos económicos hay un "incremento de la inseguridad alimentaria", lo que tiene efecto en el "consumo desequilibrado de alimentos" y la ingesta de un exceso de embutidos y fiambres y muy pocas frutas y verduras.

Los responsables de Cruz Roja han destacado la necesidad de facilitar educación nutricional y herramientas para que estos colectivos puedan tener una alimentación saludable con los escasos recursos que reciben, la gran mayoría procedentes de prestaciones sociales o de ayudas familiares. Los resultados del informe, realizando mediante 1.133 encuestas telefónicas, la gran mayoría a mujeres, han sido presentados por Teresa Navarro, directora de Intervención Social de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, y Clara González, nutricionista de la entidad.

El trabajo señala que tres de cada cuatro hogares de los atendidos por Cruz Roja sufre algún tipo de "inseguridad alimentaria" por cuestiones económicas, un 52 % comió menos de lo que debería y un 16 % comió solo una vez al día o no comió. Durante la presentación del informe se han expuesto casos como el de la española María Isabel, que convive en Alicante con nueve personas en casa, uno de ellos un hijo minusválido, y recibe una ayuda de 430 euros mensuales, y muchas veces, afirma, deja a sus tres nietos la comida de los mayores.

También el caso de la española María, que reside en Castellón con 3 hijos a su cargo y sin ingresos estables, y que afirma que los niños comen en el colegio. Al llegar a casa "tenemos que limitarnos a comer pasta y arroz", añade. Respecto al gasto mensual en alimentación, este fluctúa en función de los ingresos y del resto de gastos, pero un tercio de las personas encuestadas afirma no tener un presupuesto fijo al mes, una cuarta parte lo estima en más de 200 euros, un 13 % entre 100 y 200 euros y el 12 % en menos de 100 euros al mes.

El 39 % de las personas encuestadas manifiesta que los alimentos proceden mayoritariamente de donaciones de entidades, un 10 % se abastece a través de ayudas de amistades y familiares y solo el 43 % los adquiere a través de sus ingresos. El presidente de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana, Javier Gimeno, ha señalado que existe una "gran correlación" entre los pocos recursos económicos y la inseguridad alimentaria y entre las posibles soluciones para tener una alimentación más equilibrada ha abogado por facilitar y promocionar el consumo de alimentos frescos e invertir más en educación alimentaria.

Por su parte, Vicente Domingo, comisionado especial del Centro Mundial para la Alimentación Sostenible ha denunciado que existe un "desequilibrio vergonzante" y "uno de cada tres alimentos que se genera va a la basura" o solo con lo que se gasta en armamento en una semana "no habría hambre en el mundo". Joan Quiles, subdirector general de Promoción de la Salud de la Generalitat, ha subrayado que la alimentación es un "determinante esencial" de la salud de las personas, y una de cada tres muertes esta relacionada con la forma de alimentarse.