Primero la hipoteca, después las facturas de la luz y el agua. Comer, en cuarto lugar. A medida que aumentan las desigualdades sociales y económicas, lo hace la malnutrición. Esa es la radiografía que arroja el Primer Estudio del Observatorio de Vulnerabilidad Social de Cruz Roja en la Comunitat Valenciana. Con la colaboración de la Universitat de València, el análisis incide en el acceso de la población vulnerable a la alimentación saludable, a través de los factores socioeconómicos que les rodean y sus pautas de consumo. Según los datos disponibles, Cruz Roja atendió en 2017 a cerca de 880.000 personas, de las cuales 150.000 se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad. Una realidad a la que pone cara, con testimonios como el de María, que vive en Castelló con tres hijos a su cargo y que obtiene sus ingresos gracias a la venta ambulante. «Mis niños se alimentan en el colegio, cuando llegan a casa nos tenemos que limitar a pasta y arroz», relata.

El trabajo se ha realizado con encuestas telefónicas con un universo de 17.335 hogares, de los que fueron entrevistados finalmente un total de 1.133, revelando que un 52 % de las personas atendidas por Cruz Roja come menos cantidad de lo que debería y un 87 % necesita cambios en su alimentación por mala calidad. Sobre todo por un bajo consumo de frutas, verduras, y un exceso de embutidos y dulces. Especialmente preocupante es la situación de la población infantil, ya que el 10 % de los menores comió menos por falta de dinero. El objetivo de este estudio, según Javier Gimeno, presidente de Cruz Roja, es «comprobar si el reparto de alimentos que realizan desde la organización humanitaria es equilibrado y la situación de riesgo de cronicidad para poder adaptar sus estrategias».

Así, cada cuatro hogares sufre inseguridad alimentaria. Por cuestiones económicas, el 80 % tiene una alimentación poco variada, el 70 % poco saludable, un 52 % come menos de los que debería y un 16% lo hace solo una vez al día o no se alimenta. De hecho, un 5,1 % de la población valenciana no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Solo el 43 % adquiere la alimentación a través de sus propios ingresos, un 39 % por donaciones y un 10 % gracias a las ayudas de familiares y amigos.

Además de la entrega de alimentos, Cruz Roja trabaja en otros frentes, como talleres y formación en educación nutricional y hábitos saludables. Ocho de cada diez hogares, además, no puede permitirse gastos escolares o de vestuario, y un 99 % no puede hacer frente a desembolsos sanitarios, ni relacionados con la salud visual o dental.