A coger fuerzas. Los valencianos tendrán que votar «en principio» dos veces en menos de un mes y la primera de ellas será en pleno periodo de vacaciones escolares de Pascua. Así que el primer reto para las dos convocatorias será salvar la participación.

La decisión del presidente del Gobierno de adelantar las elecciones generales al 28 de abril pone desde ya patas arriba las semanas que restan hasta el 26 de mayo, fecha prevista de las autonómicas, municipales y europeas.

El número dos del PSPV, Manolo Mata, ya pronosticaba ayer una campaña «muy, muy dura» ante unos comicios «de máxima polarización».

Las estrategias previstas de cara al 26M saltan por los aires con un panorama de campaña intensa, en el que la agenda española, marcada por Cataluña, va a dominar el mercado mediático.

Los planes del jefe del Consell, Ximo Puig, y de los socios del Botànic de apretar el acelerador en el último tramo de legislatura para ofrecer proyectos visibles de cambio quedan condicionados. Con todo, Puig y Oltra insistieron ayer en continuar adelante con el plan de ruta hasta el último día.

El presidente de la Generalitat continúa teniendo por otra parte la opción del adelanto de las autonómicas, aunque, como adelantó Levante-EMV, su posición, a día de hoy, es la de agotar el mandato hasta el final. «No entra dentro de lo probable», reiteró ayer. Coincide con la vicepresidenta y líder de Compromís, Mónica Oltra, y con el secretario general valenciano de Podemos, Antonio Estañ, que no se han movido en su rechazo al adelanto de las autonómicas.

La participación será uno de los caballos de batalla. El 28A cae en pleno periodo de vacaciones escolares en la C. Valenciana (y en otras autonomías), en la víspera de un lunes festivo (San Vicente) y con puente a la vista (el miércoles siguiente es el 1 de mayo). Una alta abstención es así el riesgo de la fecha elegida.

La autonómicas se enfrentarán al mismo reto. No por coincidir con fechas vacacionales, sino por el posible cansancio en el electorado, sometido a dos convocatorias en menos de un mes. En 2015, la participación fue del 71 %.

En todo caso, en el Palau de la Generalitat preferían la opción del 26A al superdomingo (la coincidencia de 4 convocatorias).

Los partidos acogieron ayer de desigual manera el adelanto Con entusiasmo en PP y Ciudadanos, que ven la posibilidad de llegar a la Moncloa, y con una lectura positiva por los socialistas, si bien hubieran preferido unas generales en otoño. Al menos, se libran del superdomingo. Compromís también hubiera preferido espaciar las citas electorales, mientras que Podemos habló abiertamente de «una mala noticia».

Puig hizo un llamamiento ayer a un debate «sereno» sobre los problemas de la Comunitat Valenciana y que la campaña no sirva para que las derechas «tapen sus vergüenzas con banderas».

Mata ensalzó el adelanto como «una excelente noticia», porque los ciudadanos son «protagonistas de su destino» y defendió que «el mundo progresista se tiene que articular».

Para la también socialista Amparo Marco, alcaldesa de Castelló, «ahora se abre una oportunidad para la estabilidad política. España necesita un Gobierno socialista con una amplia base social».

Por su parte, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, consideró que el adelanto «es lo mejor que podía pasar», aunque hubiera preferido concentrar todas las votaciones el 26 de mayo para «ahorrar de 200 millones», dijo. «Pero Sánchez está pensando en él, quiere primero las generales para que todos los barones estén movilizados», añadió.

Toni Subiela (Cs) calificó de gran día el anuncio: «Esta legislatura se tuvo que acabar hace nueve meses, pero Sánchez quiso alargarla y ha sido la más dañina».

Menos entusiasmado se mostró Antonio Estañ (Podemos), para quien se ha roto una oportunidad de avanzar tras una década de recortes. Mònica Álvaro (Compromís) señaló que su formación habría preferido la convocatoria en otoño para tener un tiempo en el que «poder hablar de los problemas de los valencianos».