El homenaje a Carmen Alborch que se celebró ayer en la Facultad de Filosofía, antigua Facultad de Derecho, fue un ecuestre social en recuerdo a alguien que dejó su impronta en el todos los estratos de la sociedad, como quedó plasmado en la variedad de asistentes que se congregaron en el Aula Magna.

El acto fue una revisión de la figura de Carmen Alborch desde todos los puntos de vista y sin obviar ningún detalle gracias a la nutrida representación de amigos y compañeros de la política, la cultura y la sociedad que coparon el salón.

A su íntimo amigo, el diputado Ciprià Ciscar, le siguió un goteo incesante de representantes políticos de todos los niveles. El Consell estuvo representado por Gabriela Bravo, Vicent Soler y Manuel Alcaraz junto al president Ximo Puig, quien no escatimó en halagos hacia la exministra por ser «una avanzada a su tiempo, siempre a la vanguardia, representando la igualdad y la libertad». Parafraseó al filósofo alemán Martin Heidegger para describirla: «Fue una invitada digna y alegre de la vida», también referente en la cultura y el feminismo y su manera de ver la vida «es patrimonio de la humanidad». Puig destacó que el acto se celebrara en la Universitat de València, una casa para Alborch, donde fue la primera decana y que ahora dirige la primera rectora, Mavi Mestre.

Mestre insistió en que el homenaje debía mostrar la alegría de alguien a quien se le recuerda «cada día». Repasó una a una todas las vertientes de su vida, desde la artística a la política y a la social. Para cada una de ellas había ayer testimonios que certificaban la valía de la exministra y cómo su legado ha quedado patente en la universidad. Tanto es así que la familia Alborch-Bataller ha donado la biblioteca privada de la exministra a los fondos académicos. En representación de la familia intervino su hermano, Rafael, quien agradeció las muestras de cariño recibidas.

También hubo intervenciones de representantes del actual gobierno, como el ministro de Cultura, José Guirao, muy cercano a la exministra y quien a través de un vídeo destacó su sentido del humor. Por su lado, para la secretaria de Estado de Interior, Ana Botella, era «una gran persona, socialista, moderna, inteligente y sensible a todas las preocupaciones»: un ejemplo, más aún ahora con «el desapego hacia el compromiso que hay».

En el acto también estuvo presente la exministra y exconsellera de Sanidad, Carmen Montón. Otra exministra y portavoz del Gobierno, compañera de legislatura con Felipe González, rindió homenaje a quien fuera «una intelectual». Rosa Conde destacó el socialismo y el feminismo que caracterizaban a Alborch, quien «peleó hasta el final por sus ideas».

También asistieron los síndics Manolo Mata e Isabel Bonig. Para la lideresa popular, Alborch fue un icono y señaló que en la defensa de las mujeres «todos estamos en el mismo barco, no es verdad que la izquierda las defienda más».

«Una esponja impresionante»

Un reguero de compañeros dieron testimonio de su legado en la universidad, como profesora y como compañera. El director del Instituto de Derechos Humanos de la Universitat de València, Javier de Lucas, fue uno de ellos junto a Jesús Olavarría, quienes destacaron su capacidad para formar equipo. Era «una esponja impresionante» para juntar a las personas, declaró De Lucas en uno de los vídeos que se emitieron en el acto. También mostraron una copia de sus tesis, titulada «El derecho de voto» publicada en 1973 en la misma facultad que ayer acogió su homenaje.