Como en cualquier familia, no todo eran días de rosas en el clan Zaplana. También hubo días de vino. Vino agrio, sobre todo para Joaquín Barceló, el presunto testaferro de Eduardo Zaplana y administrador de las empresas utilizadas para repatriar el dinero de las presuntas mordidas cobijado en paraísos fiscales. Entre las conversaciones grabadas por los agentes del grupo de delitos contra la administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con autorización judicial, revelan las diferencias que Barceló mantenía con Francisco Grau Jornet, otro supuesto testaferro. Grau también es «el artífice de toda la ingeniería» financiera y del entramado de empresas utilizadas para borrar el rastro del orígen ilícito del dinero.

Una conversación reveladora eses la que se produce entre Joaquín Barceló y el empresario alicantino Ángel Salas, el 26 de marzo de 2018. «Ambos convienen una posible manera de proceder de cara a una posible oferta por la parcela hotelera [ubicada en el Plan Parcial Poble Nou de la Vila Joiosa], de la que parece derivarse que quieren evitar o minimizar la intermediación de Francisco Grau», concluye la Guardia Civil, en un oficio remitido al Juzgado de Instrucción 8 que investiga el caso Erial.

Barceló explica a Salas que va a viajar a Barcelona con «el socio de Benidorm» [en referencia a Eduardo Zaplana]. Y pacta un código para mantener llamadas discretas durante el viaje. «Para extremar precauciones. Yo, si estoy solo, que no hay nadie por delante del teléfono, te diré 'estoy solo' y hablamos con tranquilidad de lo que sea. Si no te digo 'estoy solo' es que ya sabes que tengo 'borde de la empresa'. Si son cosas normales de la parcela pues me las soplas. Lo que no puedes decir es que hemos comprado el solar, ya te llamo yo luego». El testaferro de Zaplana quiere ocultar las gestiones de la venta de parcela que parece muy avanzada, pero también quiere dejar en evidencia al economista Francisco Grau. Y pacta una conversación ficticia con su socio Antonio Salas. «Si llama Carlos [el arquitecto que les ayuda a gestionar la venta de un solar en la Vila Joiosa] tienes que decirme: 'Ya está claro lo de la parcela hotelera, por fin después de muchas historias, patatín, patatán... Y cuando te llegue el contrato que Paco Grau no vuelva a hacernos una más... ¿eh? Que ya sabes que perdisteis una venta por culpa de esas tonterias. Y ahora nos toca luchar a todos con la mierda de las VPO y todo lo demás. Que no pase lo mismo en este local, en este solar, porque nosotros cogemos y nos vamos. Lo que se te ocurra lo dices... ¿Comprendes? Para por si acaso le dice que le meta el dedo por el culo a Paco Grau».

«Vaya panorama tenéis»

El 5 de abril de 2018 Joaquín Barceló vuelve a utilizar al empresario Antonio Salas como paño de lágrimas por sus diferencias con Francisco Grau. «Es un chulo, es un chulo, Ángel. Contigo no, pero conmigo sí», asegura el testaferro Barceló sobre el testaferro Grau. «'Joe', vaya panorama que tenéis, ¿eh?», le responde Ángel Salas. A lo que Barceló sigue echando espumarajos verbales por la boca. «No, este tío es un gilipollas. Este tío tiene la última palabrita, ¿eh? Y al final le voy a decir, déjalo. Que me dé dos días o tres para pensarselo, me va a decir. Y cuando me ponga las rectificaciones, yo pondré las que yo considere, firmaré; como eso me lo guardo yo ... Y a tomar por culo».

Tan desesperado está el administrador de las empresas pantalla del clan Zaplana, que se plantea abandonar su papel. «Con el otro me veo mañana por la tarde, le voy a decir: 'o lo firmáis u os quedáis aquí, buscaros un administrador, ya no pienso perder el tiempo. Me habéis hecho perder dos compras ya ¿eh? (ininteligible) me vais a decir? Que no, que no, que no. Este es un chulo de mierda ¿eh?, pero tranquilidad».

Casi un mes después de esta conversación, la parcela hotelera de la Vila Joiosa seguía sin venderse (esperaban obtener 2,4 millones por ella), al frustrarse la operación en el último momento «por un escrito que envió Grau», según refleja la Guardia Civil. Y Joaquín Barceló estalla de nuevo por teléfono, el 19 de abril de 2018, mientras habla con Carlos, el arquitecto de la Vila Joiosa. «Lo que pasa es que es un fantasma», se exalta Joaquín Barceló en la conversación. «Ya le dije yo, esa nota no la mandes, Y se lo dije. Y se lo dije a él. Se lo dije a Ángel», lamenta Barceló.