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Medio Ambiente

Quinientos litros de agua depurada por segundo para "resucitar" el Serpis

Un proyecto de la cátedra Aguas de València y la UPV propone inyectar caudal de la depuradora de Gandia con el objetivo de regenerar el paisaje y la fauna autóctona y acabar con los problemas de malos olores y el cierre de playas

El ingeniero Enric Gil, tomando muestras de agua para medir su calidad. e.g.m.

La Cátedra de Aguas de València lleva trabajando desde hace meses en un proyecto para la recuperación ambiental e integral del curso bajo del río Serpis. Una de las alternativas, aunque no la única solución ni la definitiva, pasaría por alimentar con un caudal ecológico el tramo que va desde el casco urbano hasta su desembocadura en el mar. ¿Cómo? A través de la depuradora que la Epsar tiene en Gandia y que explota Egevasa.

Se trataría de inyectar unos 500 litros por segundo desde la estación, algo que acabaría con los problemas que casi todos los veranos obligan a cerrar la playa de Venecia. La historia es conocida. Malos olores, multiplicación de plagas de mosquitos por las aguas estancadas y prohibición del baño durante varios días. Una suma de factores que acaba generando un impacto negativo sobre la población y el turismo. La llegada de agua de calidad de forma regular operaría un cambio drástico en el paisaje, con la recuperación del bosque de ribera y la fauna autóctona según el ingeniero de obras públicas Enric Gil Martínez, un especialista en la hidráulica de ríos que lleva ocho meses recorriendo cada palmo del Serpis a pie y en canoa, recogiendo y volcando un sinfín de datos en su ordenador, convencido de que la «resurrección» de este emblemático enclave de La Safor es posible. «Es uno de los pocos ríos que es puramente valenciano, con una cuenca y unos paisajes estupendos que vale la pena recuperar para disfrutarlos», explica Gil, convencido del beneficio que acciones como esta «tendrá en generaciones futuras».

«La combinación de un caudal regular casi nulo y la acumulación de población en un espacio muy reducido tiene efectos letales en verano», ahonda Gil. Circunstancia que se complica con las temperaturas elevadas y las acumulaciones de agua del rebose de los sistemas de alcantarillado tras períodos de lluvias fuertes. En la actualidad, el caudal ecológico mínimo del Serpis es de 130 litros por segundo, insuficiente para las dimensiones del rio y que no cumple su función de mantener cierta calidad. «Debido a extracciones ilegales y al déficit existente de una infraestructura de control de estos caudales, el rio se queda seco en aquellos tramos de aguas superficiales, de ahí que se esté estudiando la posibilidad de aumentarlos», observa el experto.

Eliminar los cañares invasivos

Gil sostiene que en esa restauración de la desembocadura habría que trabajar en la eliminación de los cañizares de la caña vera (Arundo donax L.), que genera «unos problemas brutales en todas las cuencas donde está presente». «Es una especie que lo monopoliza todo, conformando auténticos muros que consumen un 50 % más de agua que otro tipo de vegetación y que además la fauna no utiliza», razona. «Su desaparición, junto con la posterior recuperación del bosque de ribera, repercutiría positivamente sobre las especies autóctonas y el aumento de la biodiversidad», agrega. «Para un río el caudal que fluye es como para nosotros los latidos del corazón», manifiesta Gil.

Tras recopilar toda la información, el ingeniero reprodujo de la forma más veraz posible lo que ocurría en el Serpis, simulando el efecto que las mejoras o las obras de ingeniería podían tener sobre el ecosistema fluvial. El desarrollo de un modelo de gestión eficiente de la calidad del agua a medio y largo plazo, con una justificación previa de su eficacia permitirá obtener financiación europea para desarrollar el proyecto. Gil ha contado como tutores de la Universitat Politècnica con Enrique Javier Asensi Dasi y Francisco Martínez Capel, mientras que por parte de Global Omnium, que es quien impulsa la cátedra Aguas de València, los responsables han sido Felipe Sanz y Javier Sanchis Carbonell.

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