Ya hace años que Álvaro Pérez «El Bigotes» propagó a los cuatro vientos detalles de los negocios que mantuvo con los populares valencianos y que acabaron con él y algunos de los anteriores responsables del Consell entre rejas.

Pero ayer, desde la prisión madrileña de Valdemoro en la que cumple condena por el amaño de los contratos de Fitur, el que fue amigo del alma del expresidente Francisco Camps y ahora su peor enemigo desgranó por videoconferencia para la comisión de las Corts Valencianes que investiga los contratos de la trama Taula con la Generalitat más detalles sobre la relación con los que dirigían hace una década la Administración valenciana, «la guardia pretoriana», de Camps los denominó.

Sin escatimar insultos, de Camps dijo que como político le parecía «honrado, como hombre un cobarde y como amigo, un mierda» y que aunque lo niegue fue el expresidente quien le invitó a trabajar para el partido en València. Del exconseller de Educación y actual eurodiputado Esteban González Pons tampoco ahorró calificativos: «Es uno de esos gusanos que saben mantenerse dentro la manzana». Dijo que era «socio» del empresario José Luis Ulibarri, que también estuvo investigado en la trama Gürtel y «vive de maravilla», además aseguró que Pons se reunió con él en pleno escándalo Gürtel pero en privado porque le daba miedo que les vieran juntos por València. Sobre el actual presidente nacional del PP, Pablo Casado lanzó que aún tiene «mucha mierda» en la mochila.

Respecto al exvicepresidente Juan Cotino, que también fue máximo responsable de la Policía, aseguró que «su santidad» lo controlaba todo, «lo confesable y lo no confesable. «Quería ser Dios, pero no le llegaba; su sobrino Vicente Cotino es un señor, pero él, no» y lo calificó de «tipo deleznable que hacía lo que daba la gana». En «esa guardia pretoriana» también incluyó al actual diputado en el Congreso y exvicepresidente Gerardo Camps. De todos ellos aseguró que tenían sus empresas de cabecera dentro de un conglomerado en el que la firma Engloba era el portaviones que se lo llevaba todo y que acumulaba 120 contratos al año. Según el relato de Pérez, como cada uno tenía empresas de cabecera, lo que le daban a él era por súplica porque no pertenecía al círculo de confianza. También disparó contra el exsecretario general del PPCV Ricardo Costa, que admitió la financiación ilegal de los populares: «Costa era un camarero, el intermediario que recibía órdenes de Camps para reclamar dinero para el partido», dijo.

En otro pasaje de su intervención ayer en las Corts, Pérez mostró su sorpresa por el hecho de que se juzgara la financiación ilegal del PP sin ningún cargo popular en el banquillo y aseguró que se jugaba una mano a que Camps no se ha llevado un euro de los valencianos durante sus años en el Consell.