Si algo caracterizó a Pedro Zaragoza, el alcalde que durante el franquismo inventó el turismo en Benidorm, fue su perseverancia y tenacidad. Unos atributos que parece haber heredado su hijo, el abogado Francisco Javier Zaragoza Ivars, quien ha conseguido frenar la exhumación de Francisco Franco tras presentar, nada menos, que una quincena de recursos judiciales para lograr este fin.

Francisco Javier Zaragoza, conocido como Quico en los círculos sociales de Benidorm, ha logrado frenar, al menos momentáneamente, la licencia de obras que el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial había otorgado para proceder a exhumar el cuerpo de Francisco Franco del Valle de los Caídos. ¿Cómo? El letrado, doctor en Derecho, técnico urbanista por el INAP y licenciado en Ciencias Políticas especializado en Administración Pública, considera que en el permiso municipal hay ciertas irregularidades urbanísticas ya que da vía libre a la ejecución de una obra menor en un edificio protegido donde solo están permitidas las obras de mantenimiento y restauración.

Una tesis que ha avalado el juez José Yusty Bastarreche, quien ha decidido admitir la petición de medidas cautelares por entender que el informe del Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial que autorizó la obra para exhumar a Franco no tiene en cuenta el riesgo evidente de caída o rotura y daño a las personas que según el juez suponen los mencionados trabajos. La maniobra judicial promovida por el hijo de Pedro Zaragoza dificulta todavía más las intenciones del Gobierno central de Pedro Sánchez, que ya contaban con que la familia Franco presentaría un recurso ante el Tribunal Supremo para ganar tiempo. Una teoría que, por otra parte, sigue vigente. A ella, ahora, hay que añadirle esta suspensión de la licencia de obras que concedió el Ayuntamiento de San Lorenzo del Escorial y que, a juicio de Francisco Javier Zaragoza, es irregular.

Cuestión sentimental

Zaragoza, hijo, habla con conocimiento de causa. La legislación urbanística municipal ha sido, de hecho, su especialidad dentro de la carrera como abogado. Por tanto, es un perfecto conocedor de las normas locales que rigen este tipo de permisos de obras que, ahora, ha conseguido suspender, al menos cautelarmente. Pero, en este caso, su vinculación con su representado va más allá de lo profesional y traspasa la barrera sentimental e ideológica.

Su padre, el alcalde Pedro Zaragoza, gobernó Benidorm durante 17 años, en plena dictadura franquista. El mandato arrancó en 1950, cuando la ciudad era solo un pueblo de pescadores, y finalizó en 1967. Para aquel momento la ciudad ya había vivido su particular metamorfosis para convertirse en el imperio turístico que es en la actualidad.

Ligado a la Falange

La buena relación entre Zaragoza y Franco no es ningún secreto. Durante aquellos años de gobierno local, el primer edil de Benidorm -ligado a la Falange y las JONS- estrechó sus lazos con el caudillo. Especialmente después de acudir hasta el Pardo, la residencia de Franco, cuentan que en Vespa, para pedir que en Benidorm las turistas extranjeras pudieran usar bikini, una prenda vetada en la España franquista. La anécdota se relató hace unos años en la película «Bikini».

Tras aquel momento, Franco y Zaragoza intensificaron su relación. De hecho, los Franco visitaron en varios ocasiones la ciudad turística por invitación del alcalde e «inventor» del turismo de sol y playa quien, tras la muerte de Franco, rechazó sumarse a ninguna fuerza democrática. Al igual que la perserverancia, su hijo también ha heredado sus ideas políticas y dicen fuentes cercanas a la familia Zaragoza que su casa de Madrid, donde también tiene su despacho, está lleno de emblemas franquistas.

Aunque ejerce su actividad en la capital de España, Francisco Zaragoza mantiene su placa como abogado en su despacho de los almacenes Zaragoza -nombre en honor a su familia-, donde su padre se empeñó en que desarrollara su actividad aunque el hijo terminó instalándose en Madrid.