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Los hijos adolescentes de la Generalitat

Igualdad diseña una estrategia al detectar que el 20 % de los mena que hay en residencias tiene contacto con algún conocido, al que van a informar sobre el funcionamiento de las familias de acogida

Los hijos adolescentes de la Generalitat

Los menores que residen en cualquiera de los más de mil centros de acogida de la Comunitat Valenciana no han cometido delito alguno. Solo son niños y niñas que no tienen familia, que no tiene padre, madre, abuela, tío o vecino que se encargue de ellos. Son, pues, hijos de la Generalitat Valenciana y pertenecen al sistema de protección y tutela. En la actualidad (a fecha del 31 de diciembre de 2018) hay 1.443 menores viviendo en residencias.

Es objeto de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas que encuentren una familia. Que crezcan en un hogar. El sistema de protección registra a 4.090 menores tutelados. Así, 2.647 viven con diferentes tipos de familias acogedoras, un sistema que ha visto incrementadas las cuantías y que, ahora sí, reciben la subvención todos los meses.

Pero las cifras que registran el número de menores que residen en centros tienen una media de mil menores que siempre están. Y es que cuando una criatura cumple determinada edad ve como se levanta un nuevo muro: ya no es el menor que buscan las familias, un bebé o un niño pequeño. Ahora es un adolescente, y si la crianza es un gran reto en esas edades la situación se complica para quien sopla velas en un centro de acogida a partir de los 12 años. Las familias acogedoras buscan otro perfil. Si son familia acogedora extensa (comparten lazos sanguíneos con el menor, es decir, son su abuela o su tío) acogerán al menor de su familia, tenga la edad que tenga.

Pero si estos adolescentes no tienen a nadie, es difícil que crezcan en un hogar. Si a los 12 años no hay familia para él o ella... es difícil que la tengan a los 13, 14 o 15 años. Y allí, en el centro, seguirá soplando las velas hasta que cumpla 18 años. En sentido figurado. Porque hay niños que no saben lo que significa celebrar un cumpleaños. Ni soplar las velas. Ni abrir un regalo.

La política del Consell con las familias de acogida -igualar la misma cuantía entre las familias extensas y educadoras, aumentar el dinero que llega a cada familia para la manutención y gastos del menor y pagar mes a mes y no un acumulado- ha supuesto que aumenten las familias de acogida. En 2015 había 1.766 familias de acogida «en activo». Tres años después, hay 2.279.

Pero las familias educadoras prefieren niños más pequeños. Esa es una realidad. Ahora y hace décadas. Eso supone, sin embargo, que apenas haya críos menores de 6 años residiendo en centros de acogida, según afirman fuentes del Consell. Y si los hay es o porque tienen una problemática concreta o porque tienen hermanos «e intentamos mantener a los hermanos unidos, ya que han perdido al resto de su familia». Los adolescentes que hoy en día están en familias de acogida es «porque han crecido allí, con esa familia». En la actualidad, entre el 80 y el 85 % de los menores que residen en centros tienen entre 12 y 17 años (mayoritariamente entre 15 y 17 años). De 6 a 11 años hay el 15 y el 20 %.

El número de menores en centros de acogida crece cada año debido a un fenómenos que sí es reciente: la llegada de los mena (Menores extranjeros no acompañados). Mena siempre ha habido, pero las cifras registran un problema real que precisa de solución inmediata. En 2015 llegaron a la Comunitat Valenciana 45 niños extranjeros sin acompañamiento alguno. En 2018 hicieron lo propio 945. Los hijos adolescentes del Consell aumentan a pasos agigantados.

Por ello, la directora general de Infancia, Rosa Molero, explica una casuística detectada en los Mena sobre la que ya han diseñado un plan de choque que acaba de arrancar. «Los Mena, aunque tengan un proyecto migratorio para ir a otro lugar en un futuro o no lo tengan, pasan sí o sí por una residencia y entran a formar parte del sistema de protección de menores. Cuando tienen claro su destino se les apoya y se trabaja con ellos en ese sentido, pero hay un porcentaje que cuando llega al centro, al poco tiempo, recibe o visitas o ayuda de un tercero. Puede ser un familiar o un amigo lejano de sus padres o de un hermano... alguien al que igual ni conocen pero que les lleva ropa, o calzado, o un móvil o se lo llevan el domingo a pasar el día. Es importante que se sepa que, una vez dentro del sistema, a nosotros nos da igual que el menor que reside en un centro sea de Beniparrell o de Tánger. Pero sí queremos que los menores vivan en familia, en un hogar, también los Mena. Y hemos detectado que lo que hay es un desconocimiento brutal del sistema y que si estas familias que ayudan a estos chavales no dan más pasos es porque creen que si dicen que se hacen cargo del menor saldrán del sistema de protección de menores y no es así», explica Rosa Molero.

Y desarrolla la nueva planificación del Consell al respecto: «Estamos contactando con las familias que tienen algún tipo de relación con los mena para explicarles que, si se hacen familia de acogida de ese joven que conocen o con el que tienen un mínimod e relación, recibirán un dinero por su manutención y seguirá formando parte del sistema de tutela, es decir, tramitaremos nosotros el permiso de residencia y sus papeles, el centro educativo... Pero vivirá en un hogar. Existe la falsa creencia de que si se van del centro lo pierden todo. El 85 % de los mena tiene entre 15 y 17 años y creen que 'deben' aguantar en el centro para no perderlo todo, peor no es así. Nosotros tenemos recursos de emancipación, no son muchos, pero hay. Y además en abril abriremos las oficinas externas de emancipación para apoyo y cobertura hasta los 25 años. También tenemos la herramienta de la Renta Valenciana de Inclusión. Con todas esas herramientas se puede conseguir un espacio familiar más adecuado para estos menores».

Así, la primera fase de esta nueva planificación para los mena ha consistido en identificar aquellos menores que reciben visitas y algo de ayuda; en una segunda fase se están elaborando unos listados desde las direcciones territoriales que darán lugar al tercer paso, que es el de entrevistarse con esas familias y proponerles ser familia acogedora para acabar con «esa incertidumbre, creencia y miedo que transmiten, incluso, las mafias y que es falsa porque cuando un menor, venga de donde venga, entra en el sistema de protección de la Generalitat Valenciana no lo abandonamos, aunque viva en una familia».

Molero destaca, además, a unos mena «que no quieren perder las oportunidades y son muy voluntariosos. Hay un perfil que son 'los chicos de la calle', es un grupo reducido y han pasado de todo. Pero hay un porcentaje mayor del norte de África y del África subsahariana que tiene unos daños emocionales terribles y muchas ganas de cambio. Y nosotros los protegemos a todos, a los mena y a los que no lo son, de 0 a 18 años, y hasta que cumplan 25, porque tenemos la obligación y porque es nuestra responsabilidad». Eso sí, en el tema de los mena, Rosa Molero no lo duda y afirma que el Estado debe «actuar ya» porque el drama migratorio es una realidad con un rostro cada vez más joven.

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