Podemos asiste a un enfrentamiento irremediable entre los socios a los que apoyó: mientras PSPV y Compromís marcan distancias a costa del adelanto electoral, Podemos queda en medio, en una posición cómoda porque el 28 de abril no les pillará a contrapié. Por un lado, las generales pueden arrastrar el voto a las autonómicas, pero, por el contrario, las elecciones municipales se quedan descolgadas en el calendario. Aún así, aseguraron estar preparados para lo que calificaron de «jugada del PSOE». «El adelanto perjudica muchísimo a Compromís y beneficia al PSPV, pero nosotros estamos en medio», dijeron ayer fuentes del partido.

Uno de los argumentos que los socialistas barajaron en favor del adelanto fue, precisamente, el malo pronóstico electoral que las encuestas dan a Podemos. Las mismas fuentes reconocieron que descolgar las elecciones municipales perjudica notablemente a su tejido, que no es fuerte, y mostraron dudas de que las generales arrastren el voto autonómico. El voto «acrítico» ocurre cada vez menos en las democracias fortalecidas, donde el elector distingue entre el gobierno estatal, el autonómico y el local.

Las fuentes consultadas señalaron el autogobierno como el único argumento positivo de la decisión de Puig, que además asienta para siempre el calendario valenciano.

Ayer, como muestra de que la precampaña es una realidad, fue el candidato a la Generalitat, Rubén Martínez Dalmau, y no el secretario y sindic, Antonio Estañ, quien aseguró que su partido «sale a ganar». Podemos llega con los deberes hechos, pero criticaron que queden en el tintero temas con los que se comprometió el Botànic.