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Análisis

Todo diferente 4 años después

El PP no está en la Moncloa y el PSOE llega con expectativas al alza - El Botànic duplica leyes y tropieza con la gestión en algunas áreas

Todo diferente 4 años después

La legislatura empezó en julio de 2015 con el PP en la Moncloa y con la acusación de un gobierno formado por una alianza de perdedores, ya que el PP era el partido más votado. Hoy, el PSOE está en el Ejecutivo de España, con expectativas de poder ser el partido más votado el 28 de abril y con posibilidades también para Ximo Puig, a la vista de las encuestas, de ser el más votado (lo que no quiere decir, paradójicamente, que tenga más fácil gobernar). La acusación del pacto de segundones ha caído también en desuso, porque el PP ha aplicado la fórmula en Andalucía. Allí, en el sur, se dio a conocer con fuerza un elemento nuevo que ha perturbado todo en la política actual: la ultraderecha, sexy y boyante. Su nueve presencia ha sido un factor clave al final para el adelanto electoral decretado por el jefe del Consell.

Pese a las fricciones, la experiencia tripartita de más éxito

Ximo Puig llega a la cita con las urnas con una imagen institucional consolidada como president. La legislatura deja el invento del mestizaje (la imbricación de cargos de PSPV y Compromís en las mismas conselleries), que no ha evitado las fricciones y problemas internos, que los ha habido, aunque el Botànic es el tripartito de más éxito de las experiencias autonómicas existentes, marcadas por el caos y el desgobierno.

Puig y Mónica Oltra legan un fuerte aparato legislativo (72 leyes, casi el doble de la legislatura anterior, la última de los veinte años del PP), aunque el Botànic ha tenido más problemas en la gestión, también -ese ha sido su argumento- por la falta de recursos para contratar personal público y por las suspicacias con el alto funcionariado heredado.

Leyes de futuro y problemas en la gestión

Lo dicho expresa bien la experiencia en la atención de la dependencia. Oltra deja leyes importantes e innovadoras para el futuro, como la de servicios sociales y la de la renta valenciana de inclusión, un proyecto avanzado con respecto a otras comunidades. Sin embargo, la gestión de las prestaciones ha estado muy atascada, en especial los primeros años, y atada a las mismas empresas que operaban en los tiempos de Rafael Blasco y Juan Cotino. La vicepresidenta ha recurrido reiteradamente a los expedientes de enriquecimiento injusto para mantener el servicio. No obstante, se lleva el aplauso poco antes del cierre de mandato del último informe de la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, que han destacado que el número de dependientes atendidos ha aumentado un 72 % en tres años.

Objetivo de la derecha y con el Plan Edificant al final

El plan Edificant ha puesto las bases solo al final de legislatura para acabar con los barracones y agilizar la construcción de centros escolares, atascada en la burocracia. Vicent Marzà ha sido el objetivo de la derecha, acusado de adoctrinamiento catalanista. La política de plurilingüismo costó de desarrollar más de lo previsto, también por las zancadillas judiciales de la oposición y de los sectores contrarios a que se modificara el estatus anterior. Como hito, queda el plan Xarxa Llibres para la gratuidad de libros de texto.

Contra la privatización y con las listas de espera como lastre

La legislatura empezó con medidas simbólicas, como la universalización de la sanidad y la eliminación de los copagos farmacéuticos. Ha sido también la de la reversión del modelo Alzira al vencer el contrato de privatización. Se han puesto las bases para la misma operación en el hospital de Dénia, pero no queda finiquitado. Las listas de espera continúan siendo el principal caballo de batalla en la gestión del día a día de la sanidad pública.

Regresa la televisión pública, pero sin levantar pasiones

El primer mandato del Botànic es el de la puesta en marcha de À Punt. Supone cumplir el compromiso de reabrir una televisión autonómica públicas tras el cierre de Canal 9. Los conflictos con los extrabajadores y la cierta decepción ante la lenta integración en el tejido social del joven canal, que de momento no ha conseguido salir de lo residual en las audiencias, empañan el logro.

Buenos indicadores sin dar la vuelta al modelo económico

Buenos indicadores macroeconómicos es la experiencia del Botànic, con crecimiento de la economía por encima de la media española y descenso del paro. El contraste son las dificultades para una transformación profunda del modelo productivo, como planteaba en 2015. El esfuerzo por las nuevas tecnologías con el impulso a un polo de innovación en el puerto de València y del Distrito Digital en Alicante es evidente. A su vez, el turismo se ha afianzado como gran motor, mientras se producía una reactivación del ladrillo. Otra característica ha sido la indefinición en cuanto a grandes inversiones de ocio y comercio, debido al posicionamiento de Compromís. No obstante, las buenas relaciones con AVE y la CEV indican que la línea económica no ha sido radical, como se podía temer. Por su parte, los proyectos de reestructuración de empresas públicas y de la función pública no han llegado a cuajar en leyes.

Pacto contra la Violencia Machista y Agencia Antifraude

Ha sido la legislatura de la reforma del Estatut, por los pelos, para forzar una mayor inversión en la C. Valenciana, la de la personación en los casos de corrupción del PP y creación de una serie de órganos y proyectos para prevenir malas prácticas, como la Agencia Antifraude. La legislatura del nuevo modelo de financiación como reivindicación central y no conseguida. Y la del .

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