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Reportaje

Terapeuta de altos vuelos

La radioterapeuta valenciana Pepa Cucarella se convirtió el pasado octubre en la primera médica-rescatadora de España

Terapeuta de altos vuelos Fernando Rodríguez

En octubre, Pepa Cucarella se convirtió en la primera médica-rescatadora del Grupo de Rescate (ahora hay otras dos más), la primera de España y una de las pocas de Europa. «Cuando entré sabía a lo que venía y que tenía que batallar, pero la verdad es que me tratan como a una reina, me cuidan muchísimo», asegura. Cuando no vuela en el helicóptero de rescate, trabaja en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

La montaña es una parte muy importante de su vida. «Me crié como quien dice en los Pirineos, donde pasaba las vacaciones e iba un par de veces al mes», afirma. Ha hecho escalada en roca e hielo, y también ha subido un cinco mil en el Himalaya, el Gokyo Ri, una aventura de la que no se olvidará fácilmente, porque coincidió con el terrible terremoto de Nepal de 2015, que vivió junto a su pareja, el comercial ovetense Ángel Fernández.

«Los subidones de adrenalina de los rescates me duran días», asegura la doctora que trabaja en Asturias.

El trabajo en el Grupo de Rescate es exigente. Muchas veces hay que descolgarse desde el helicóptero a una altura considerable, de hasta cincuenta metros. «Lo principal es la seguridad del equipo, tanto del piloto, como del personal de rescate. La atención que se da a los heridos es muy primaria. Juegas con la meteorología, con la zona de rescate. No cuentas ni con auxiliares ni con personal de enfermería. Lo primero que hay que hacer es tranquilizar al paciente. Hay que ir procesando lo que vas a hacer. Pasos simples, lo más rápido posible. Todo lo que hagas va a ser para bien del paciente», señala.

El rescate más difícil que recuerda es el de una persona que cayó desde trece metros en las Hoces de Miñances, en Cabrales. «La zona era bastante inaccesible, entre árboles. Fue complicado bajar. Los subidones de adrenalina me duran varios días», reconoce.

A Cucarella le gusta marcarse retos. Anda un poco fastidiada porque no le ha salido un plan para hacer escalada en hielo en el Rif marroquí, pero está preparando una actividad similar en el Veleta granadino -la cuarta cumbre de España- y los Andes peruanos. Y también está intentado convencer a una compañera para formar una cordada de mujeres y subir el Urriellu (el asturiano Naranjo de Bulnes). Eso sí, su sueño sería el Cerro Torre patagónico, pero eso exige una expedición importante.

Cuando su madre se enteró de que quería trabajar como médica de rescates, le dijo que era una locura. «Pero sabe que, si quiero algo, lo consigo»,asegura. Su mensaje tras el Día de la Mujer no puede ser más simple y complejo a la vez: «A las mujeres les diría que se hagan respetar y que hay que perseguir los retos, porque al final se consiguen».

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