El calentamiento planetario, de acuerdo con las previsiones hechas según diversos escenarios, puede provocar reducciones de la precipitación media anual en zonas de clima subtropical y tropical y aumentos de la precipitación en zonas de clima templado húmedo y climas fríos.

Estos cambios en la cantidad de precipitación, pero también la modificación en la estacionalidad de la precipitación y en la intensidad de la precipitación (que tenderá a ser más elevada), junto con el incremento de las temperaturas, son una amenaza para las reservas de agua de las zonas donde habrá un mayor retroceso de los glaciares, como es el caso de la cordillera del Himalaya. Gran parte de la mitad sur del continente asiático se nutre de la fusión de la nieve y del hielo de esta cordillera, y si los glaciares retroceden y la cantidad de nieve disminuye, en los ríos disminuye el caudal. Si tenemos en cuenta que la población aumentará, los riesgos sociales y ambientales aumentarán.

También la Península Ibérica es una zona de riesgo, especialmente la vertiente mediterránea, donde se prevé una disminución de la cantidad de agua disponible. Es por tanto importante hacer una gestión y planificación adecuada del agua, que en este siglo XXI será un bien cada vez más escaso.