Así se titula un librito, excelente, que ha publicado Eneko Iriarte dentro de la colección Cuadernos de Atapuerca. Este yacimiento burgalés, como sabemos, ha supuesto una revolución en los estudios de la prehistoria no sólo ibérica por la cantidad de materiales encontrados en los diferentes pisos de su excepcional trinchera. Y a la labor estrictamente arqueológica y de interpretación prehistórica, se ha unido una necesaria faceta de divulgación en el propio yacimiento y en el magnífico Museo de la Evolución Humana. Y, asimismo, en las publicaciones que se van editando.

El libro resume en 30 páginas, de forma didáctica, clara y acompañado de figuras, fotografía y gráficos, la historia del clima de la Tierra, desde sus orígenes a la actualidad, con mención a la evolución de los estudios paleoclimáticos llevados a cabo desde la segunda mitad del siglo XVII hasta el siglo XX. Este relato es magnífico porque muestra las concepciones científicas de cada etapa, en las que se manifiesta la influencia de ideas religiosas y filosóficas de cada momento.

Se muestran las fuentes para la obtención de datos paleoclimáticos, que resultan fundamentales para la reconstrucción del clima de la Tierra. Y se explican las causas de los ciclos climáticos antiguos, como efecto de procesos astronómicos. Así como la problemática actual de un proceso de calentamiento que trasciende las causas naturales que han regido el clima terrestre a lo largo de su historia.

Al respecto, Eneko Iriarte titula el último capítulo del libro «El impredecible clima del futuro», porque en efecto su evolución dependerá de la mayor o menor sensatez del ser humano para recuperar el funcionamiento natural de nuestro clima. De momento, impera la irracionalidad.