La sentencia del 11 de marzo del Tribunal Supremo "en ningún caso habla de cierre o vulneración" del trasvase Tajo-Segura. El presidente Ximo Puig ha sido contundente hoy al descartar cualquier consecuencia directa sobre el agua que reciben los regantes valencianos. "No hay una ruptura", ha dicho, y ha añadido que la sentencia consolida la solidaridad porque "afianza los usos por encima de las pretensiones territoriales".

En este sentido, y tras las declaraciones del presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, que llamaba a la Unión Europea a supervisar la aplicación de la norma, Puig ha asegurado que la Generalitat no va a hacer política de confrontación con el agua. "No he hablado con García-Page, cada uno tiene sus intereses pero el enfrentamiento no es adecuado", ha señalado.

La sentencia obliga ahora a anular algunos de los artículos del Plan Hidrológico del Tajo que tendrán que reformularse. Para ello, Puig, acompañado por la consellers de Agricultura, Elena Cebrián, ha anunciado que crearán una "célula" para vigilar de forma permanente la negociación de los nuevos artículos que afectan a los caudales del trasvase. También Puig ha descartado que la corrección de los caudales vaya a afectar a los regantes valencianos dado que la sentencia habla de "adaptar" el trasvase al caudal.

El equipo que formará la Generalitat estará vigilante de la correcta aplicación de una sentencia que el Consell no ve perjudicial para la Comunitat Valenciana pero que puede ser interpretada de manera incorrecta según los intereses de cada comunidad. "En el corazón de la sentencia no hay un sentimiento antitrasvasista", ha indicado.